El ser humano lleva décadas enviando todo tipo de satélites al espacio exterior, cada cuál con sus funcionalidades y su cometidos. Ya te hemos contado el número de satélites que hay orbitando a la Tierra, pero en esta ocasión, te traemos de primera mano la experiencia de haber visto con nuestros propios ojos un satélite que acabará siendo fundamental para nuestro país.
Desde España a la órbita terrestre con el programa
Thales Alenia Space España nos invitó el pasado 9 de mayo a visitar sus instalaciones en Tres Cantos y pudimos conocer, de la mano de Basilio Garrido, director de operaciones y programas de Hisdesat, y de Oriol Casas Thió, responsable de marketing y comunicación de Thales Alenia Space, cuál es el trabajo realizado en nuestro país y la importancia de este satélite para el Ministerio de Defensa del gobierno español.
Después de una breve presentación, los periodistas allí reunidos nos dispusimos a entrar en la sala blanca, no sin antes colocarnos gorro, cubrezapatos y bata para evitar contaminar la estancia donde se está integrando toda la tecnología que incluirá el módulo de comunicaciones de los satélites Spainsat NG I y II. Una puerta nos separaba del satélite y la primera impresión hay que decir que es de asombro absoluto.
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Estamos hablando de los satélites de comunicaciones geoestacionarios más avanzados de Europa y cuyo módulo de comunicaciones se ha integrado en nuestras fronteras. Este módulo mide alrededor de 5 metros y está conformado por un interior repleto de equipos de comunicación, un ‘top floor’ donde se ubicarán las antenas activas y unos paneles laterales, que más adelante explicaremos su función.
Cada satélite es capaz de generar 21 kW de potencia para alimentar a todos los equipos, con lo que es necesario dotarlos de un sistema que permita que el calor sea enviado al espacio. Esto se consigue a través de las denominadas ‘heat pipes’, es decir, una serie de tuberías doradas por las que fluye un líquido que transporta el calor hacia los paneles y de ahí a la inmensidad del espacio.
Después de que el satélite sea lanzado, éste llegará a los 36.000 kilómetros de altura en una órbita concéntrica a la Tierra y se ubicará en una posición que permita que las antenas activas, que pesan entre las dos más de una tonelada, apunten al planeta. En los laterales se integrarán los paneles solares, con un tamaño aproximado de 20 metros, que irán rotando orientados al Sol.
Uno de los cerebros de los Spainsat NG I y II es el procesador digital, que permite conectar todas las coberturas del satélite. Y es que como el fin principal del mismo es establecer comunicaciones seguras con tierra, el objetivo de sus creadores ha sido dotarle de la mayor capacidad de comunicación posible. Esto se consigue a través de, por un lado, las antenas activas, en banda X, que integran 16 haces totalmente configurables por software, es decir, que se puede elegir a qué zona de la Tierra y en qué forma se define el haz para dar servicio a los terminales de la zona.
Además, el satélite incorporará en sus laterales 6 antenas parabólicas, en banda Ka militar, que también se interconectan a través del procesador. Por último, se colocarán dos antenas UHF, una de transmisión y otra de recepción, para reafirmar una de las grandes ventajas del satélite: tener las tres bandas en un mismo equipo, UHF, Ka militar y x, que son las bandas militares y gubernamentales. Y esto es un hito en Europa, dado que el satélite tiene un total de 27 coberturas, a diferencia de generaciones anteriores, que únicamente llegaban a las 8 coberturas.
El módulo de servicio, que integra el ordenador de a bordo, el otro gran cerebro del satélite, será el que proporcione otra de las grandes ventajas de este satélite: la propulsión iónica. Habitualmente, para poder mantener la estabilidad del satélite, se utilizan motores de combustión química, que lo impulsan a través de reacciones de ciertos elementos. En este caso, será a través de la ionización del xenón como se propulse a los satélites Spainsat NG I y II.
Una vez en órbita, se estima que la vida útil de ambos satélites, que serán lanzados con meses de diferencia por separado, sea de 16 años, en parte calculada por el tiempo que durarán los 1.200 kilogramos de combustible que se integrarán en el módulo de servicio, una cifra cuatro veces inferior del combustible necesario en la anterior generación y algo que supone una ventaja, dado que dicho peso puede utilizarse para integrar más equipos.
Por cierto, como curiosidad, los sistemas internos de estos satélites tienen un alto nivel de redundancia, es decir, que muchos de sus componentes está duplicados con el fin de tener un recambio en caso de fallos en órbita, lo que hace que la fiabilidad del sistema sea increíblemente alta. Cuando el satélite esté ensamblado completamente, en la sede de Airbus en Toulouse, éste se enviará a Florida para su lanzamiento en un cohete Falcon 9 de SpaceX, que será dedicado exclusivamente al ingenio en el que España tiene una participación de alrededor del 45%.
Resulta increíble comprobar cómo el trabajo de cientos de personas en diferentes localizaciones, por ejemplo, las antenas activas son fabricadas en la planta de Airbus en Getafe, acaba por dotar a nuestro país de un envidiable sistema de satélites de comunicaciones de alta seguridad, que incluso está preparado para protegerse frente a interferencias o impulsos electromagnéticos generados por explosiones nucleares a gran altitud.
El artículo He visto el satélite Spainsat NG de última generación por dentro y te cuento todos sus detalles fue publicado originalmente en Urban Tecno.
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