Por qué sube el precio de la gasolina

Ha vuelto a pasar. Llegas a tu gasolinera de confianza, echas un ojo al display y comienzas a sentir un dolor en el muslo, al lado del bolsillo. Una punzada intensa que proviene, curiosamente, de la cartera. La gasolina ha vuelto a subir. Pero, como buen consumidor atado a un bien complementario, enchufas la manguera a tu coche y te prometes a ti mismo que vas a conducir este mes con mucha suavidad para no gastar más de la cuenta.

Solemos pensar que negocios como la bolsa o las criptomonedas son volátiles y peligrosos. Sin embargo, a lo largo de un mes, un bien de consumo tan básico como la gasolina o el gasóleo, experimentan subidas y bajadas muy bruscas. En ocasiones, determinar la causa de estos abruptos cambios de precio puede ser difícil incluso para analistas que conocen muy bien el sector.

¿Cuáles son esos factores? En este artículo vamos a hacer un repaso de los principales motivos económicos y políticos que intervienen a la hora de que repostes esta semana a un precio más caro que la última vez.

Cotización del barril de petróleoCambio dólar-euroControl de la ofertaEspeculación en los mercadosCoste del refinadoImpuestos y regulacionesIVAImpuesto Especial de los Hidrocarburos (IEH)Infraestructura y distribuciónEstacionalidad y consumoRivalidad, estrategias de precios y promocionesCalidad del combustible y aditivado

Cotización del barril de petróleo

El precio de un barril de petróleo está sujeto a multitud de variables

Empecemos por la materia prima, que afecta al precio final, pero no es ni mucho menos un factor único a la hora de que las gasolineras establezcan sus precios. El barril de petróleo cotiza en los mercados internacionales, como muchas otras materias que se utilizan en la economía.

Podríamos decir que el barril cotiza en un mercado de competencia perfecta, aunque con muchísimas comillas. Independientemente de quién sea el productor, un barril de crudo es un barril de crudo. El precio de mercado se determina por el valor al que se producen las transacciones. La teoría económica dice que el precio sube cuando hay más demanda que oferta y viceversa. Sin embargo, como veremos un poco más adelante, las empresas que se dedican a la extracción del crudo tienen bastante poder a la hora de manipular los precios.

Sin salirnos de esta idea principal, cuando hay más demanda, los precios del crudo suben. En el caso contrario, los precios se reducen. Un caso reciente fue durante los meses más duros de la pandemia del Covid. El precio del petróleo se desplomó, y los carburantes también se fueron a precios que hacía años que no veíamos, como consecuencia de que la demanda por parte de empresas y consumidores se redujo drásticamente.

Cambio dólar-euro

Al pagar la importación en dólar, los europeos podemos perder al cambio si el Euro está débil

El valor de referencia en los mercados internacionales para negociar el precio del petróleo es el barril de Brent. Y este cotiza en dólares. Puede parecer una tontería, pero los tipos de cambio en la cotización del dólar contra el euro pueden condicionar salvajemente el precio del producto final que repostamos en nuestros vehículos.

A principios del año 2022, conforme la inflación se iba comiendo todos nuestros ahorros, vimos también una subida prácticamente en vertical de los precios de la gasolina. Meses más tarde, cuando los precios se iban calmando, se hizo mucho eco de una hipótesis que decía que las petroleras estaban manipulando los precios, pues el barril ya estaba cotizando en dólares a un precio idéntico o más bajo que años antes, cuando los combustibles se vendían a la mitad.

Las petroleras no son precisamente organizaciones sin ánimo de lucro. Sin embargo, en esa hipótesis faltaba algo muy evidente. Que el barril cotice en dólares al mismo precio que hace 10 o 15 años, no significa que a nosotros nos cueste lo mismo. Desde el pico máximo del euro en 2008 hasta finales del año 2023, nuestra moneda se ha devaluado un 30% respecto a la que usan al otro lado del charco. Comprar ese barril significa tener que emplear más euros para conseguir la misma cantidad de dólares, lo que encarece el precio de la materia prima.

Control de la oferta

Nos guste o no, la gran mayoría de la actividad económica que se genera en el planeta está impulsada por el petróleo. Aunque la idea es progresar hacia un modelo energético más limpio y barato, lo cierto es que los países que no tienen depósitos de este oro negro dependen totalmente de los que son propietarios de las minas.

Independientemente de que el objetivo de la Unión Europea sea huir del modelo energético basado en el petróleo, lo cierto es que los países productores saben perfectamente que son ellos los que están en la posición de poder. Al fin y al cabo, por mucho que nos lo intenten colar en los telediarios, no se puede descarbonizar un continente entero de la noche a la mañana.

El petróleo ha sido y seguirá siendo durante décadas un activo estratégico. Es el anillo único de nuestra era, lo que explica la cantidad de guerras y maniobras políticas que hay a su alrededor y que, desgraciadamente, seguirá habiendo de aquí en adelante.

¿Cómo manipulan el precio? Al ser el barril un producto que tiene mucha demanda, se puede alterar el precio artificialmente bajando el ritmo de producción. Como entran menos barriles a la economía y no desciende el número de interesados, el precio sube. Esta estrategia la utilizan constantemente los principales países que se dedican a la exportación de petróleo, en especial, los que están dentro de la OPEP.

El caso opuesto también se ha dado alguna que otra vez. Al estar el petróleo controlado por un oligopolio, se pueden dar guerras de precios para barrer a los competidores. En el año 2014, los países de la OPEP, liderados por Arabia Saudí, decidieron aumentar la producción de barriles a pesar de que los precios seguían cayendo. El objetivo detrás de esta artimaña no era mantener su cuota de mercado respecto a Estados Unidos, sino presionar a los productores americanos, con costes operativos más altos, para forzar su bancarrota. Esta estrategia de dumping se prolongó hasta 2016, con un daño notable a la economía de los Estados Unidos.

Especulación en los mercados

Negociar contratos de petróleo es un negocio muy lucrativo

Los contratos de barriles de petróleo cotizan también en mercados de futuros, y juegan también un papel muy determinante en el coste del producto final. Las noticias, las guerras y las tensiones geopolíticas pueden crear expectativas de futuro, buenas o malas, que determinan el precio de los contratos.

Cuando hay un sentimiento alcista en el mercado, con más compradores que vendedores, los precios pueden subir incluso sin cambios en la oferta y demanda física. Del mismo modo, un sentimiento bajista puede llevar a una caída en los precios. Esta especulación puede amplificar los movimientos de precios a corto plazo y contribuir a la volatilidad.

Coste del refinado

El refinado tiene otro gran impacto en el precio que acabamos pagando en el surtidor

Para que podamos utilizarlo en nuestros vehículos, el petróleo crudo se tiene que refinar. La capacidad de las refinerías, su eficiencia y los costes de producción también tienen un impacto muy importante en el precio final para nosotros cuando llegamos al surtidor.

Las refinerías, al igual que otros muchos negocios industriales, se benefician fuertemente de las economías de escala. Cuanto más capital y experiencia tienen estas empresas, más capacidad tendrán para producir derivados del petróleo a precios más bajos que sus competidores. Hacerse un hueco en este mercado no es nada fácil, al mismo tiempo que las presiones gubernamentales hacen menos atractiva la inversión en el sector.

Por otro lado, las refinerías necesitan reinversión para conseguir esa escala. El sentimiento negativo hacia el petróleo, en detrimento de las renovables, también es parte del motivo por el que en España estamos sufriendo subidas muy abruptas en los precios. Básicamente, nadie quiere hacer grandes inversiones en un negocio que, sobre el papel, va a estar muy limitado a partir del año 2035.

Impuestos y regulaciones

El petróleo también es un buen negocio para los estados, que se llevan buena parte de lo que repostamos en impuestos

Se suele decir que aproximadamente la mitad de lo que pagamos al llenar el depósito del coche son impuestos. ¿Es esto cierto, o es una leyenda urbana? Los combustibles en España tienen dos tipos de impuestos distintos: el IVA y el Impuesto Especial de los Hidrocarburos (IEH).

IVA

Poco podemos decir aquí que no sepas ya. Los hidrocarburos son bienes básicos, tengas o no automóvil propio. Al fin y al cabo, todo lo que consumimos depende de él.

Esto no quita que en España, todos los carburantes tienen un 21% de IVA. No obstante, en la mayoría de países de la Unión Europea se aplica prácticamente la misma tasa.

Impuesto Especial de los Hidrocarburos (IEH)

Las empresas y los autónomos pueden llegar a deducirse parte del IVA de los combustibles. No ocurre lo mismo con el IEH, que es un impuesto independiente. Aplica para la mayoría de los hidrocarburos, con la excepción del gas natural y el avituallamiento para navegaciones aéreas y marítimas.

El IEH es un gravamen que se divide en dos partes (general y especial). Se aplica por cada mil litros de combustible. En la parte especial, las Comunidades Autónomas pueden gravar un extra de 72 euros, lo que significaría un sobrecoste de 7,2 céntimos por litro para el consumidor final.

El Impuesto Especial de los Hidrocarburos en la actualidad funciona con las siguientes tarifas:

Cuando repostamos gasolina de 95 octanos, pagamos 0,473 euros de este IEH por cada litro.En el caso de que tu vehículo requiera gasolina de 98 octanos, el IEH tiene una tarifa más cara, concretamente de 0,504 euros por litro.El diésel, hoy por hoy, tiene una tarifa más baja que la gasolina, aunque se ha especulado mucho sobre una potencial subida. Por ahora, pagamos 0,379 euros de este impuesto por cada litro repostado.Mucha más suerte tienen los que conducen vehículos de gas licuado. El GLP es el combustible por el que menos IEH pagaremos, con un gravamen de 0,15 euros por cada litro.

Este impuesto también tiene su equivalente en otros territorios de nuestro alrededor**, con montos similares e incluso superiores en países como Francia.

Infraestructura y distribución

El coste de la propia extracción ya marca una primera línea en el precio del producto final

Más allá del coste de extracción y el refinamiento, otro factor que puede influir en el precio final es el del transporte del combustible. La forma más eficiente de mover grandes cantidades de productos derivados del petróleo es a través de oleoductos. Estos se pueden extender por largas distancias y conectar refinerías con los terminales de almacenamiento. La parte negativa de este sistema es que requiere muchísima inversión en mantenimiento y seguridad, que se acaban reflejando en el precio en las gasolineras.

La alternativa es mover estos productos en barco, trenes o camiones cisterna, que son las opciones que se usan cuando no hay oleoductos. Los barcos y los trenes se usan para las distancias largas, mientras que los camiones hacen el último paso de la distribución, que es el de surtir a las propias gasolineras. Cuantas más complicaciones surgen en este proceso, más puede subir el precio de los combustibles.

Estacionalidad y consumo

La demanda se dispara en épocas en las que hay más desplazamientos por carretera

No es casualidad que, todos los años, los precios de los combustibles suelan estar algo más altos en verano, pues es cuando más se viaja. La estacionalidad y los patrones de consumo juegan un papel significativo en las fluctuaciones de los precios de la gasolina y el diésel.

La demanda de combustibles rara vez es constante a lo largo del año. Los picos y valles no solo se producen por la demanda de combustibles para transporte, sino que también influye en función del estado del ciclo económico y de las condiciones climáticas.

Rivalidad, estrategias de precios y promociones

Si miras una app como Google Maps para encontrar gasolineras baratas, podrás ver rápidamente que no todas las estaciones tienen los combustibles al mismo precio, aunque estén operadas bajo la misma compañía. La distribución de la que hemos hablado hace unas líneas tiene mucho que ver a la hora de hacer estas comparativas, pero también hay otros factores que intervienen.

El negocio de una gasolinera está basado en el volumen. Necesitan vender muchos litros de combustible para que el negocio sea rentable. Una estación colocada en una carretera de paso con mucho tráfico y con otras estaciones de la competencia a su alrededor, puede permitirse unos precios un poco más bajos para asegurarse ese volumen. Se estima que la rentabilidad media de un surtidor es del 6%, y que el negocio sale rentable a partir de los 25.000 litros diarios.

En el caso contrario, podríamos hablar de una gasolinera que está ubicada en un punto sin mucho tráfico y sin competencia. Podría ser el caso de una estación ubicada en una carretera de montaña entre dos pueblos. En estos casos, para que salgan los números, es posible que la gasolina y el diésel se tengan que vender con un margen más alto de beneficio.

Por último en este bloque tenemos las estrategias de precios y promociones. Los programas de fidelización nos atraen a los consumidores a determinadas estaciones con las que podemos conseguir ciertos ahorros. Sería el caso de Repsol con Waylet, Cepsa Gow o Mi Energía DISA de Shell.

En cuanto a las promociones, también podríamos hablar de las compras colectivas de gasolina, de la que hablamos largo y tendido en esa entrada que enlazamos y donde aprenderás a unirte a una para ahorrar dinero.

Calidad del combustible y aditivado

Para finalizar, también influye en el precio el aditivado de los combustibles. Hay varios motivos por los que es más barato repostar en gasolineras low cost. Estas compañías delegan al cliente la tarea del repostaje, ahorrando en personal. Además, sus combustibles no suelen tener aditivado. Esto no significa que sean malos productos, sino que no tienen ese extra de calidad que pueden ofrecer otras compañías.

En el caso de las marcas más generalistas, sus precios son más altos porque tienen que mantener principalmente a su personal. El combustible suele estar más aditivado e incluso pueden tener una gasolina normal y otra premium. Hay muchos conductores que ponen en duda la eficacia de estos aditivos. Si quieres aprender más sobre este tema, en YouTube hay un montón de vídeos en el canal de la gasolinera EasyGas en la que desmienten varios de los mitos que hay sobre el aditivado de combustibles con mucho rigor y transparencia.

El artículo Por qué sube el precio de la gasolina fue publicado originalmente en Urban Tecno.

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