Qué es una rotonda holandesa y cómo se circula por ellas

La Dirección General de Tráfico (DGT) define intersección como el punto en la circulación en el que se cruzan vehículos procedentes de distintas trayectorias. Las intersecciones están reguladas por señales de tráfico o semáforos, estableciendo así el turno de paso en función de la vía por la que se circule y/o de la dirección que se quiera tomar. En este sentido, las rotondas no son más que una intersección giratoria en la que el vehículo que circula por la misma tiene prioridad sobre los vehículos que se quieren incorporar a ella. Sin embargo, existen distintas ‘alternativas’ a la rotonda que podríamos considerar convencional.

Aunque el concepto no es muy distinto al original, de un tiempo a esta parte se han puesto de ‘moda’ las rotondas holandesas. Procedentes de los Países Bajos, tal y como indica su nombre, este tipo de glorietas mantienen las características de una rotonda normal, aunque haciendo especial hincapié en la protección de los usuarios más vulnerables. Esto hace que las normas de circulación y prioridad en este tipo de rotondas cambien ligeramente, algo que vamos a explicar punto por punto a lo largo de este artículo. Ciudades como Bilbao, Logroño o Sevilla ya cuentan con rotondas holandesas.

Las rotondas holandesasCómo se circula en una rotonda holandesaPeatones > ciclistas > vehículos a motorOtros tipos de rotondas ‘alternativas’La conflictividad de las glorietas

Las rotondas holandesas

Las conocidas como rotondas holandesas son un tipo de glorieta que incorpora un carril bici delimitado a lo largo de su perímetro con el fin de garantizar la seguridad de los ciclistas. Funcionan en términos prácticos como una rotonda normal, pero incluyen en su arco exterior o perímetro un carril específico para las bicicletas. Normalmente este carril está delimitado con distintos elementos estructurales como bordillos o isletas y tiene un firme de una coloración distinta al resto de la calzada con el fin de su perfecta visibilidad. Además, la presencia de este tipo de rotonda -y de su carril bici- se suele indicar con señales verticales y sobre la calzada.

La presencia de este carril bici delimitado en el perímetro de la rotonda no sólo otorga una mayor protección a los usuarios de bicicletas, sino que hace que los ciclistas pasen a tener prioridad sobre los vehículos a motor en todo caso. Esto significa que cualquier vehículo que quiera acceder a la rotonda o salir de la misma deberá tener en cuenta la prioridad de los ciclistas y detenerse, incluso dentro de la misma, para facilitar el paso de las bicicletas. A su vez, unos y otros deben ceder el paso a los peatones que puedan cruzar la rotonda por los pasos de peatones exteriores.

Esquema digital del diseño de una rotonda holandesa en el que se puede apreciar sus diferencias con una glorieta convencional

Cómo se circula en una rotonda holandesa

Aunque explicado así pueda parecer más complicado de lo que realmente es, en la práctica el funcionamiento real de una rotonda holandesa no es distinto al de una glorieta convencional. Cuando un vehículo llega a una intersección en forma de rotonda holandesa debe ceder el paso a los ciclistas que circulan por el arco exterior de la misma y a los vehículos a motor que puedan estar en su interior. No cumplir con este orden de prioridad puede llegar a suponer una sanción económica de igual cuantía a la que se aplica cuando nos saltamos una señal de Stop.

Una vez que nos hemos incorporado a la calzada de la propia rotonda holandesa por el carril más conveniente para tomar la salida correcta, usando el carril exterior para tomar la primera o segunda salida y el o los carriles interiores para tomar las siguientes salidas, la circulación dentro de la glorieta no cambia respecto a una glorieta normal, lo que implica utilizar correctamente los intermitentes en la rotonda. En este sentido, hay que señalizar con el intermitente izquierdo sólo el cambio al carril interno y con el derecho el cambio al carril externo o la toma de la salida que vamos a surcar.

A la hora de abandonar la rotonda holandesa por la salida deseada, el único matiz a tener en cuenta es que hay que volver a respetar la prioridad de los ciclistas si estos están circulando por el carril o arco exterior de forma paralela a nuestro vehículo. Llegados a este punto, el conductor deberá incluso detener su vehículo dentro de la calzada de la rotonda para que el ciclista pueda cruzar la salida por este carril perimetral, de igual forma que también deberá detenerse para facilitar el paso de los peatones en los pasos habilitados también en el arco exterior de la rotonda.

Los vehículos a motor deben dar prioridad a los ciclistas en las rotondas holandesas. Ambos a su vez dan prioridad a los peatones

Peatones > ciclistas > vehículos a motor

A tenor de lo explicado, se puede fijar una normativa de prioridad en las rotondas holandesas en la que el peatón siempre tiene prioridad sobre el resto de vehículos que circulen por la glorieta, de igual forma que los ciclistas tienen prioridad sobre los vehículos a motor. Como alrededor de las rotondas holandesas existen pasos de peatones especialmente señalizados para proteger a los viandantes, estos puntos son los de máxima prioridad e incluso los ciclistas están obligados a ceder el paso a los peatones e incluso detenerse si estos están cruzando la infraestructura por los pasos de peatones.

Como hemos explicado, los ciclistas tendrán prioridad sobre cualquier vehículo a motor que entre o salga de la rotonda holandesa, por lo que los conductores no sólo tienen que tener cuidado con los ciclistas al incorporarse a la rotonda, sino también al salir de la misma. Deberán de hecho detenerse si un o una ciclista cruza por su carril específico. Con ello se quiere evitar los frecuentes atropellos que se registran en las rotondas que podríamos considerar convencionales a este tipo de usuarios, sobre todo en países con mayor tradición ciclista como los propios Países Bajos.

Otros tipos de rotondas ‘alternativas’

El modelo de rotonda holandés no hace más que intentar proteger en mayor medida la figura de los peatones y los ciclistas, intentando así reducir la siniestralidad de los considerados como usuarios más vulnerables en este tipo de intersecciones giratorias. Sin embargo, no se trata de la única alternativa para intentar mejorar la circulación en las rotondas que existe. Quizá una de las más ‘extrañas’ son las rotondas francesas, ya que son justo al revés de las que se pueden considerar convencionales. En las glorietas francesas la prioridad siempre la tiene el coche que se incorpora a ella y no el que circula en su interior.

Con mayor fuerza que las rotondas holandesas, en su momento llegó a España el concepto de turborrotonda. Este tipo de glorietas son rotondas modificadas para que los carriles de entrada delimiten previamente las posibles salidas, buscando así mejorar la fluidez del tráfico a la par que se reduce el número de cambios de carril dentro de las mismas. Curiosamente, también provienen de los Países Bajos y su objetivo es eliminar la necesidad de cambiar al carril exterior para abandonarlas y la de realizar un cambio de carril extra más allá de la segunda salida, reduciendo así los puntos conflictivos.

Diseño digital de una turborrotonda en el que se puede ver la delimitación de los carriles de la glorieta

La conflictividad de las glorietas

Pese a que las glorietas han sido diseñadas para dinamizar el tráfico, lo cierto es que las rotondas no dejan de ser intersecciones y como tal son un punto conflictivo para la circulación, sensible a ser escenario de accidentes. De ahí el nacimiento de las rotondas holandesas, del modelo francés o de las turborrotondas, aunque para ser sinceros los datos que se manejan en cuanto a siniestralidad no son muy distintos entre unas y otras. Sobre todo, porque muchas veces los conductores no hacen el uso correcto de las mismas.

Según un estudio realizado por Automovilistas Europeos Asociados (AEA), en el lustro formado entre los años 2015 y 2019 -el nuevo informe debería llegar a finales de 2024-, en Europa se registraron hasta 45.000 siniestros con víctimas mortales en rotondas, lo que supone casi un 10% del total de los accidentes con víctimas. Aunque el ordenamiento de la circulación específica que dibuja cada tipo de glorieta busca evitar estos accidentes y proteger especialmente a los usuarios más vulnerables, está claro que todavía no se está logrando este objetivo de manera efectiva. Quizá por ello, en Estados Unidos, optan por un modelo de circulación en el que casi no hay rotondas.

El artículo Qué es una rotonda holandesa y cómo se circula por ellas fue publicado originalmente en Urban Tecno.

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