Arabia quiere construir la ciudad del futuro y convertir la IA en su nuevo oro negro>

Es el 25 de abril de 2016. El Príncipe Mohamed bin Salman , heredero al trono de Arabia Saudí y, desde 2022, primer ministro del Gobierno, revela al mundo Vision 2030 , un ambicioso plan destinado a transformar y diversificar la economía del reino, eternamente ligada al petróleo, y a modernizar la nación. La idea era, y es, hacerlo a lo bestia. Se ideó la creación de Neom , una metrópolis futurista, con tres veces la superficie de Chipre, en la que los trenes levitarán, las playas brillarán en la oscuridad y las mentes más lucidas del mundo salvarán el planeta y generarán riqueza. Vamos, la utopía de Tomás Moro , o casi. Bin Salman remarcó también la importancia de atraer y generar talento para crear el mundo del mañana a golpe de innovación ‘made in Arabia’. Y eso, como Neom, que tiene un coste programado de 500.000 millones de dólares, solo se consigue con dinero. Como parte de la visión, el reino comenzó a invertir en empresas punteras relacionadas con la tecnología. En apenas unos años, se convirtió en uno de los principales accionistas de Nintendo y Uber y se hizo con participaciones en compañías como Meta, Alibaba o Microsoft. Lo siguiente, o lo nuevo, es la inteligencia artificial (IA), que, gracias al enorme estruendo de ChatGPT en la red, es donde el capital de riesgo está poniendo ahora la mayoría de sus recursos. Noticias Relacionadas estandar No Nvidia dispara sus ingresos un 262% por la IA y gana siete veces más en su primer trimestre fiscal estandar No Scarlett Johansson acusa a OpenAI de copiar su voz para usarla en ChatGPT contra su voluntad Rodrigo AlonsoEl fondo soberano saudí no es una excepción. A estas alturas, en 2024, el país no aspira a funcionar como sostén de Silicon Valley. Pero ni de lejos. Lo que anhela es que Neom sea Silicon Valley , o más. Igual que quiere su propia Premier League y anda amontonando a algunos de los mejores golfistas del momento en su circuito profesional. Todo esto, repetimos, se consigue con dinero, con mucho dinero. Y en lo que se refiere a tecnología, Arabia piensa hacerlo con 100.000 millones de dólares, que es lo que recientemente ha movilizado para convertirse en meca de la innovación. Además, tiene programado destinar otros 40.000 millones adicionales solo al desarrollo de inteligencia artificial; cifra que supera lo que está invirtiendo cualquier otro país a nivel público, de acuerdo con expertos consultados por ABC. ¿Objetivo para 2030?: que la creación de algoritmos y aplicaciones se haya convertido en el nuevo oro negro del reino junto al turismo de lujo y las energías renovables.Heredero futurista«Son cifras elevadas si las comparamos con lo que están haciendo el resto de los países actualmente. Los pone en una situación de apuesta fuerte por la IA y, además, en el momento adecuado», explica Enrique Serrano que tiene años de experiencia trabajando con Arabia Saudí y es director ejecutivo de Tinámica , empresa dedicada a la digitalización. La apuesta del país, en este momento en que firmas como el fabricante de chips de IA Nvidia supera el billón de dólares en bolsa y empresas como OpenAI o Anthropic atraen miles de millones de firmas de capital de riesgo, «tiene todo el sentido» para Serrano: «Si hace una década este tipo de inversiones se iban por el sumidero, ahora ya no. Estamos en el momento adecuado para entrar en el negocio».El plan completo nace de la mente de Bin Salman, que tiene alma de inversor y que igual se hace con el control de un club histórico del fútbol inglés como el Newcastle que orquesta la creación de The Line, una urbanización de 170 kilómetros de largo, y solo 200 metros de ancho, en la que los coches volarán y no habrá combustibles fósiles. Queda claro, el heredero es el que hace y deshace. Marca la pauta en desarrollo y diversificación y amontona cargos. Entre ellos, también el de presidente de la Autoridad Saudita de Datos e Inteligencia Artificial ( SDAIA ). Después de años invirtiendo en empresas de terceros, el objetivo ahora mismo es hacer crecer la IA nacional. Por el momento, la SDAIA ya ha conseguido desarrollar su propio robot conversacional tipo ChatGPT. Se llama ALLaM y está capacitado principalmente en árabe. Para potenciar esta máquina, el país está contando con el apoyo de empresas como IBM, con la que se alcanzó un acuerdo de colaboración a inicios de semana. Otras firmas, como Amazon, han anunciado recientemente inversiones de miles de millones destinadas a promover el desarrollo tecnológico del país y a dotarlo de la infraestructura necesaria para alcanzar los objetivos establecidos por Bin Salman que, como en todo lo demás, en IA también pica alto.Para el año que viene, el Príncipe espera haber movilizado el dinero necesario para que el país ya se haya convertido, de hecho, en un jugador importante en el desarrollo de la tecnología. Ya en 2030 el estado debe haber alcanzado un rango de liderazgo global. En la estrategia nacional de inteligencia artificial se establece que, para entonces, el 40% de los trabajadores deben contar con conocimientos en IA. El país, además, debe haber formado a 5.000 expertos y contar con unas 300 ‘startups’ dedicadas, en concreto, a esta tecnología y a los datos. «Arabia quiere ser parte del sistema tecnológico, porque si participan de este dejarles caer como país será mucho más difícil»Llegados a este punto, Arabia espera estar en condiciones de competir de forma efectiva contra Estados Unidos y China, las grandes potencias en eso de hacer algoritmos. O, al menos, haberse convertido en actor clave internacional en el desarrollo y la importación de tecnología. Que tampoco estaría mal. Porque lo que el país más anhela es mantener su estatus en el futuro pospetrolero. También que se hable de él y, a ser posible, que sea para bien. No solo por las constantes vulneraciones de los derechos humanos que tienen lugar en su territorio .El Príncipe Mohamed bin Salman AFP«Para Arabia Saudí ganar influencia es algo mucho más importante que el dinero. Quiere ser parte del sistema tecnológico, porque si participan de este dejarles caer como país será mucho más difícil. Los chinos lo hacen también con la compra de deuda. Todo está basado en eso», señala a este periódico Joe Haslam, director ejecutivo del programa de Scaleup de propietarios del IE Business School y con años de experiencia tratando con inversores de Oriente Próximo.Talento chinoPara conseguir sus objetivos, Arabia sabe que necesita capital extranjero y talento, y es bueno consiguiéndolo. «El país acostumbra a ponérselo fácil a los inversores, les da suelo, dinero y les consigue buenos trabajadores. Todo lo contrario a lo que ocurre en Europa, por ejemplo», apunta José Luis Casal, asesor de negocio digital. Pero que nadie se piense que el saudí es ingenuo, que no sabe lo que quiere o que regala el dinero. Ni mucho menos. «Estuve trabajando con ellos en Saudi Telecom con temas de ‘big data’. Siempre querían implementar cosas que estuviesen funcionando en otras telecos, como Telefónica o Vodafone. No se dejan engañar y siempre buscan la certeza de que el negocio va a funcionar», apunta, por su parte, Enrique Serrano.«El saudí no se deja engañar y siempre busca la certeza de que el negocio va a funcionar»Para convertirse en potencia de la IA, también es vital contar con instituciones académicas punteras, y en el caso saudí la voz cantante la lleva la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá, fundada en 2009 y ubicada en las proximidades de Yeda. La estrategia del centro, de cuyo patronato el Príncipe heredero es presidente (ahí va otro cargo), está dirigida al desarrollo de investigaciones e innovaciones que hagan engordar las arcas del estado. La Universidad de Ciencia y Tecnología Rey AbdaláPara alcanzar ese fin, la universidad anunció el verano pasado la creación de un fondo de inversión de 200 millones de dólares. El dinero está destinado a empresas locales e internacionales dedicadas a la tecnología y, evidentemente, también a tentar a mentes capaces del extranjero para que hagan las maletas y se muden al desierto. La institución ya ha atraído a numerosos docentes e investigadores occidentales, pero, especialmente, a chinos. Hace unos meses, la universidad saudí lanzó otro gran modelo de lenguaje, similar a la tecnología que mueve a aplicaciones conversacionales como ChatGPT, llamado AceGPT y entrenado principalmente en árabe, aunque también en chino e inglés. El desarrollo fue llevado a cabo en colaboración con la Universidad China de Hong Kong y el Instituto de Investigación de ‘big data’ de Shenzhen. La institución saudí, además, está creando su propio superordenador, el Shaheen III , que promete ser el más rápido de la región; el acceso a este dispositivo por parte de investigadores chinos preocupa a Estados Unidos, que está realizando movimientos para que sus empresas inviertan en IA extranjera para limitar la influencia de Pekín. Un pedido saudí de chips Nvidia, imprescindible para capacitar el Shaheen III y valorado aproximadamente en 100 millones de dólares, lleva desde finales de 2023 paralizado por el Gobierno del país norteamericano, que controla estrictamente el acceso a su tecnología para evitar que pueda ser explotada por China.

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