Nada de pánico. Demasiados mitos y no poca decepción con la actual inteligencia artificial. Y la conciencia de que otra IA es posible, y no solo la que desarrollan hoy las grades tecnológicas. “Cuando era niño en los ochenta, me preguntaba cuándo podría hablar con las máquinas y ellas conmigo y hacer cosas como las que podemos hacer ahora. Pero no lo hemos podido celebrar porque desde el inicio la IA ha estado enredada en esa manera tan desagradable de hacer las cosas del capitalismo tardío”, abre el fuego Manolo Martínez, que fue el 50% de Astrud y hoy investiga la filosofía de la mente en la UB.
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