El informático Takeo Kanade (Hyogo, Japón, 1945) sonríe mucho; y también se ríe mucho. Aunque ande rondando los ochenta, no se cansa de trabajar y muestra la misma pasión por la tecnología que tenía hace 40 años, cuando logró, junto a su colega Bruce Lucas, que los ordenadores dejasen de ser poco más que cajas de zapatos con capacidad para calcular nóminas. Lo que el actual profesor de la Universidad Carnegie Mellon (EE.UU.) quería era que las máquinas mirasen como miran las personas , o que lo hiciesen incluso mejor. Y vaya si lo consiguió. Su trabajo dentro del terreno de la visión artificial , de la que es padre, ha hecho posible que los coches puedan funcionar sin necesidad de que haya nadie al volante o pisando el acelerador. También ha permitido que los robots sean capaces de operar con la misma precisión, o más, que un ser humano. Logros que le han servido para ser reconocido, recientemente, con el premio Fronteras del Conocimiento , otorgado por la Fundación BBVA, en la categoría de Tecnologías de la Información y la Comunicación. ABC habla con él acerca de cómo espera que la tecnología cambie las vidas, las de todos, en el medio plazo.MÁS INFORMACIÓN noticia No Elke Weber, la psicóloga del cambio climático: «Hay ‘fatiga climática’, la gente está muy cansada»— Dicen que a Newton se le ocurrió lo de la gravedad viendo caer una manzana. ¿Cómo se embarcan usted y su colega Lucas en la misión de dotar de vista a las máquinas?—Esa es una pregunta muy complicada. Cuando empezamos en los setenta, los ordenadores se utilizaban sobre todo para cálculos de contabilidad. Usarlos como dispositivos para procesar información como los seres humanos parecía un salto brutal. Solo pensé, por qué no van a hacer esto también los ordenadores. Por qué no van a funcionar como funciona una persona.—Ahora parece que la tecnología corre y que lo hace por delante del usuario, en muchos casos.—Eso es cierto. Mi idea general es que la inteligencia, ya sea natural o artificial, es una virtud que nos va a ayudar a vivir mejor. Especialmente en mi campo, puesto que estamos dotando a los robots y a los ordenadores de capacidad de ver. Nos va ayudar especialmente en campos como el de la medicina.—¿Y ven ya mejor que nosotros?—En algunas áreas sí, ya lo hacen. Por ejemplo, está el caso del reconocimiento facial. Los seres humanos creemos que somos muy buenos reconociendo rostros, pero ya hay estudios que demuestran que los robots son mejores diferenciándolos. Luego, piense que el ojo de Superman podía lanzar rayos láser y medir la distancia. Nosotros no tenemos esa capacidad, pero los robots sí que pueden tenerla. En algunas áreas, la visión artificial sin duda ya es mejor. Pero los humanos seguimos teniendo la capacidad de relacionar la información visual con lo que hay detrás de una forma mucho más profunda.—¿Podemos fiarnos ya de los coches autónomos?—Hasta cierto punto, sí. Los humanos cuando conducimos tenemos una visión de unos 50 metros y de 90 grados a nuestro alrededor. Pero, ahora, los coches ya son capaces de ver a 200 metros y 360 grados detectando fácilmente todos lo que hay en su entorno. Eso evita accidentes. En el futuro si los coches se conducen solos la situación en las carreteras mejorará. Y esa es la dirección hacia la que actualmente vamos.—Ahora mismo hay muchas empresas desarrollando robots con forma humana que se mueven de una forma muy parecida a como lo hacemos nosotros. ¿Cómo espera que nos cambien la vida?—Los humanoides, si nos fijamos en su historia, es interesante ver que entre sus capacidades físicas e intelectuales hay altos y bajos. Cuando tienen ciertas capacidades mecánicas, las intelectuales van por detrás, y viceversa. Lo que está ocurriendo ahora es que se está apostando más por la fuerza y el movimiento que por la inteligencia. Siguen muy por detrás, por tanto, de los humanos, que somos máquinas extraordinarias. Podemos manipular cosas con destreza y hay muchas personas que no se dan cuenta de que somos las máquinas más poderosas. Las mejores que hay en el mundo. Va a pasar mucho tiempo hasta que los robots sean mejores que los humanos.—¿Y qué me dice de ChatGPT?—En el campo conversacional, dentro de la inteligencia artificial, se están haciendo las cosas muy bien. Aunque, igual que ocurre con los robots humanoides, todavía estas herramientas están muy por detrás de los humanos. Va progresando, pero es difícil saber cuántos años quedan para que, al menos, las máquinas nos igualen. Soy optimista. Yo diría que no antes de que muera, pero tampoco creo que sea mucho después. —¿Entiende que haya gente, incluso científicos, que le tengan miedo a ese momento?—Creo que es una reacción natural. Como especie natural que somos es absolutamente normal tener cautela y reserva hacia ciertas cosas. Sobre todo hacia cosas que tienen capacidades muy buenas que antes monopolizaban los humanos. La inteligencia, ya sea humana o artificial, es una virtud, lo que debemos hacer es aprender a utilizarla mejor y usar su potencial. La medicina del siglo XX avanzó enormemente gracias a la capacidad de ver por dentro de los cuerpos gracias a las máquinas. Lo que ocurra en el futuro depende de nosotros; de si usamos la tecnología para mejorar nuestras vidas o para, por ejemplo, controlar a la población mediante cámaras. Eso sería un mal uso.—Su trabajo también está íntimamente ligado con el desarrollo de los vídeos falsos o ‘deepfakes’. Recuerdo uno que hizo en 2010 en el que usaba la cara de Obama y lo ponía a hablar en japonés. Ahora se han convertido en una amenaza que se usa para desinformar.—Me siento responsable en parte del problema. Seguramente, el de Obama fue el primer vídeo falso de la historia. Esto lo hice para divertirme, pero la motivación real es que estábamos estudiando la comunicación entre humanos y cómo el movimiento y los gestos afectan a una conversación.—He leído que opina que lo siguiente en tecnología puede ser la teletransportación. ¿Cómo sería?—No creo que sea teletransportación física. Pero es imaginable que, a nivel de sonido, tacto y visión, lleguemos a generar una sensación muy parecida.—¿Cómo espera que la tecnología nos habrá cambiado la vida para 2030?—Es muy complicado responder a esto. Estoy bastante seguro de que la inteligencia artificial nos va a ayudar mucho y que habrá robots humanoides en nuestra vida cotidiana.
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