Google está evaluando en Google Maps el uso de anuncios en formato pop-up – sí, el mismo formato contra el que la compañía luchaba allá por principios de siglo – que aparecen cuando un usuario está utilizando los mapas para dirigirse a un destino determinado, y que aparecen en pantalla sugiriendo un desvío a un destino cercano que se corresponde con la situación del anunciante, que puede ser una estación de servicio, un restaurante, etc.
El anuncio no solo es molesto como todo lo que venga en formato pop-up no solicitado, sino además, profundamente irresponsable, al suponer una distracción para un usuario que podría perfectamente, dado el uso habitual de la aplicación, estar conduciendo. Un usuario, Anthony Higman, capturó uno de esos anuncios mientras conducía: una propuesta de incluir en su ruta un desvío a una estación de servicio cercana, sin que el usuario hubiese solicitado absolutamente nada relacionado con ese destino.
Una prueba más de la espantosa decadencia de una compañía que supuestamente pretendía cambiar el mundo, pero que la codicia llevó a que se quedase en espía y anunciante molesto. Si utilizas YouTube sin un buen bloqueador de anuncios, observarás sistemáticamente que su propuesta actual es infinitamente peor que la de la televisión comercial a la que supuestamente pretendía reemplazar: anuncios mucho más molestos, en formatos absurdos, y con una frecuencia absolutamente insoportable. Si usas su buscador, cada vez más espacio de pantalla dedicado a la publicidad de productos propios o ajenos. Y ahora, si usas Google Maps, en su momento uno de los productos más revolucionarios de la compañía, te tendrás que tragar absurdos anuncios en el formato más odioso que existe, distrayéndote de la conducción y sugiriéndote que te desvíes de tu ruta.
De pretender cambiar el mundo, a pretender únicamente llenarlo de anuncios molestos por todas partes. Qué pena de compañía, en lo que se ha terminado quedando…
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