Ernest Hemingway se encontraba en un bar junto a otros escritores cuando uno de ellos planteó una apuesta por 10 dólares: ver quién era capaz de escribir allí mismo una historia con solo seis palabras. Hemingway cogió una servilleta y escribió: “For sale: baby shoes, never worn” (“Se vende: zapatos de bebé, sin uso”) y ganó la apuesta. Anil Doshi, profesor de estrategia en la Universidad Londres y Oliver Hauser, codirector del Instituto de Ciencia de Datos e Inteligencia Artificial en la Universidad de Exeter (Reino Unido), hicieron una prueba de escritura parecida en un estudio que demuestra que la inteligencia artificial (IA) ayuda a mejorar la creatividad individual, pero disminuye la novedad colectiva de las historias, generando relatos más parecidos entre sí. “Si el sector editorial (y el de la autopublicación) adoptara más historias inspiradas en la IA generativa, nuestros resultados sugieren que las historias producidas serían menos únicas en su conjunto y más similares entre sí”, explican Anil Doshi y Oliver Hauser, autores del estudio publicado hoy en la revista Science Advances.
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