El telescopio Hubble nos ofrece las primeras evidencias de uno de los objetos cósmicos más escurridizos

Dentro de la Vía Láctea, que tenemos que recordar que tiene alrededor de 100.000 años luz de extensión, podemos encontrarnos con todo tipo de objetos celestes y fenómenos. Sin embargo, en la región de Omega Centauri, un grupo internacional de astrónomos podrían haberse topado con uno de los objetos más complicados de observar del cosmos.

Los agujeros negros más especiales

Si hablamos acerca de agujeros negros, más o menos todo el mundo intuimos lo que son, aunque no sepamos definirlos a ciencia cierta. Estamos hablando de áreas del universo donde la gravedad es tan poderosa que ni tan siquiera la luz es capaz de escapar.

Es habitual que astrónomos de todo el mundo descubran agujeros negros con masas entre 5 y 100 veces la del Sol o que encuentren colosos del universo, cuya masa sea cientos de miles de veces la del astro rey. Sin embargo, si queremos hallar agujeros negros en un punto intermedio, parece que su presencia nos elude. Son estos agujeros negros de masa intermedia los que traen de cabeza a la comunidad científica.

En esta ocasión, gracias al artículo publicado en la revista científica Nature, un grupo internacional de astrónomos ha descubierto pistas acerca de la existencia de uno de estos esquivos agujeros negros, apodados como IMBH, dentro de la Vía Láctea, concretamente en una región que se conoce como cúmulo globular Omega Centauri.

Este cúmulo integra alrededor de 10 millones de estrellas y ha sido catalogado por astrónomos a través de imágenes obtenidas mediante el telescopio espacial Hubble. Sin embargo, en esta ocasión, parece que algo extraño aparecía al catalogar las imágenes. Maximilian Häberle, en declaraciones recogidas en la página web del telescopio Hubble, afirma que ‘descubrimos siete estrellas que no deberían estar ahí’.

Estas estrellas se movían tan rápido, que no era lógico que no se escapasen de este cúmulo globular, con lo que la explicación lógica a este fenómeno es que un objetivo masivo las estuviese atrayendo gravitatoriamente. Según lo que explica el investigador principal del estudio, únicamente un agujero negro podría definir al objeto y éste debería tener 8.200 veces la masa del Sol.

Y sí, el número 8.200 entra dentro del rango de los agujeros negros de masa intermedia, que habían sido teorizados anteriormente, pero sobre los que no teníamos evidencias. El paso siguiente será utilizar los instrumentos e información procedente del telescopio James Webb para poder aprender más acerca de este IMBH, buscando acotar su masa y su posición exacta en el cúmulo globular Omega Centauri.

El artículo El telescopio Hubble nos ofrece las primeras evidencias de uno de los objetos cósmicos más escurridizos fue publicado originalmente en Urban Tecno.

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