Los coches de policía, mejor eléctricos

Un muy documentado artículo en The Atlantic, «Get ready for Tesla cops«, describe cómo cada vez más departamentos de policía en los Estados Unidos toman la decisión de sustituir sus vehículos de patrulla por vehículos eléctricos, seducidos por unas prestaciones mucho más brillantes y por un coste total de propiedad claramente inferior.

A pesar de que el precio de los vehículos eléctricos es aún algo mayor que el de sus equivalentes de combustión, el hecho de que su autonomía sea cada vez más elevada y más que suficiente para los movimientos que suele tener que llevar a cabo un coche patrulla en su día a día, y sobre todo, el enorme ahorro que supone las recargas eléctricas frente al combustible y la gran diferencia en costes de mantenimiento hacen que la opción tenga, en este caso, toda la lógica del mundo para un entorno como el de la actividad policial.

El razonamiento de los departamentos de policía es completamente lógico, a pesar de que por lo general, hablamos de responsables que suelen tener una tendencia algo más conservadora y, por tanto, escéptica con respecto a las ventajas del vehículo eléctrico (dentro del absurdo que supone la politización de una tecnología, que en los Estados Unidos divide profundamente a demócratas y republicanos), y no tiene nada que ver con la ecología ni con la reducción de las emisiones. Los departamentos de policía de al menos treinta y ocho estados han comprado, probado o desplegado ya vehículos completamente eléctricos, y aunque los coches patrulla eléctricos aún no predominan, eso es debido fundamentalmente al tiempo de amortización de los vehículos anteriores. En muchas ciudades, el porcentaje de vehículos eléctricos en las flotas de la policía es todavía menos común que entre la población en general, pero su número está claramente aumentando.

Mejor aceleración y performance en general, conducción más eficiente, seguridad y mejores costes en todos los sentidos, hasta el punto de reducir a la mitad el coste por milla conducida. Para una función como la policial, equipar un vehículo eléctrico puede resultar diferencial a la hora de, por ejemplo, neutralizar a otro vehículo en una persecución, pero además, permite hacerlo manteniendo a raya los costes operativos que debe afrontar el departamento en términos de combustible y mantenimiento. Por otro lado, los oficiales de policía que pasan por la experiencia de conducir un vehículo eléctrico en su trabajo tienen tras la experiencia, como es lógico, una probabilidad mucho mayor de adquirir un vehículo eléctrico para su uso personal. Simplemente, hablamos de una tecnología superior.

El futuro es eléctrico, y lo sabe hasta la policía.

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