La inteligencia artificial y el futuro abierto

La Open Model Initiative, creada recientemente por Invoke, Comfy Org y Civitai como un esfuerzo impulsado por la comunidad para promover el desarrollo y la adopción de modelos de inteligencia artificial con licencia abierta para la generación de imágenes, vídeos y audio, se ha integrado en la Linux Foundation, la organización sin ánimo de lucro creada en el año 2000 para promover y estandarizar el uso de Linux.

La integración supone un fuerte avance en el interés de la Linux Foundation de tener más involucración en el desarrollo de la inteligencia artificial, y de asegurar recursos que permitan su uso de manera abierta. Un movimiento muy interesante que permite que los recursos de una fundación con una gran experiencia en la gestión de iniciativas abiertas se combine con compañías innovadoras dedicadas al desarrollo de modelos de inteligencia artificial generativa, que por su naturaleza acumulativa están muy probablemente destinadas a terminar convergiendo en grandes modelos abiertos de los que nos beneficiamos todos.

Por otro lado, este tipo de iniciativas permiten ofrecer una alternativa a quienes se plantean el uso de sus contenidos para el entrenamiento de modelos: a pesar de que los modelos de inteligencia artificial no consumen, no reproducen y no distribuyen los contenidos que se utilizan para su entrenamiento, no son pocos los creadores que han llevado a compañías de inteligencia artificial a los tribunales para tratar de obtener algún tipo de compensación por ese uso.

El hecho de que esos algoritmos puedan distribuirse en forma de aplicaciones de código abierto y, por tanto, el uso de los contenidos para entrenarlas repercuta en la disponibilidad de herramientas potentes y sofisticadas que cualquiera pueda utilizar debería servir para que muchos abandonasen la vía del litigio y aceptasen que lo normal, cuando creas algo, es que pueda ser utilizado por terceros para inspirarse o para crear otras cosas, como ha ocurrido toda la vida. El código abierto es la manera de asegurar que eso puede llevarse a cabo con garantías, y que cualquiera puede recurrir a esos modelos para construir sobre ellos otras aplicaciones para el beneficio de la humanidad.

El código abierto, estructurado en forma de comunidades que trabajan conjuntamente en estructuras coordinadas para la obtención de un bien común, es una de las fuerzas más importantes y disruptivas en innovación, y sin duda una de las formas más eficientes de vehicular el progreso humano, dado que por un lado permite corregir rápidamente errores en el desarrollo – la conocida como Ley de Linus, que enuncia que «dado un número suficientemente elevado de ojos, todos los errores se vuelven obvios»- y, por otro, no impiden el desarrollo de iniciativas adicionales que puedan plantear modelos con ánimo de lucro construidas sobre ellas, lo que redunda en el mantenimiento de la competencia como incentivo.

Es muy probable que tras unos años de competencia entre compañías como OpenAI, Google y otras por tener los mejores modelos de inteligencia artificial generativa, terminemos teniendo modelos abiertos de alta calidad que cubran las necesidades de la inmensa mayoría de usuarios. En muchos sentidos, eso sería algo similar a la llegada de internet: una red con estándares abiertos sobre la que cualquiera podía construir lo que quisiera, y que dio lugar a un enorme avance de la tecnología. Si los modelos de inteligencia artificial generativa terminan estando en código abierto y son patrimonio común, estaríamos seguramente hablando de una nueva frontera en innovación, y de posibilidades enormes para todos de cara al futuro y a la adopción en todo tipo de actividades.

Por el momento, es tan solo un anuncio. Veremos qué posibilidades tiene de terminar cambiando el mundo.

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