Sus versiones mejoradas todavía siguen utilizándose en la guerra actual: así eran los primeros lanzacohetes

En la era tecnológica en la que nos encontramos, a veces es complicado echar la vista atrás y descubrir que detrás de los ingenios que podemos disfrutar hoy en día, existen inventos que revolucionaron sus campos en su época y que supusieron un avance sin precedentes. Si hablamos del terreno militar, por ejemplo, la Segunda Guerra Mundial nos presentó algunos de los más icónicos tanques de la época, que parecían indestructibles. Sin embargo, hubo un arma ideada para frenar al enemigo y que tenía como blanco más habitual a esas moles de hierro y destrucción.

Los primeros lanzacohetes utilizados en combate

La historia de los lanzacohetes, también conocidos con el término de bazuka, va de la mano del doctor Robert H. Goddard. Este físico, inventor y profesor estadounidense tiene el honor de ser el padre, entre otros inventos, del primer cohete de combustible líquido, tal y como se señala en Milestones of Flight, cuyo primer vuelo tuvo lugar en 1926 y cuyos ingredientes para alzarse a las alturas fueron el oxígeno líquido y la gasolina.

Además de este exitoso lanzamiento, el profesor Goddard ideó un lanzacohetes, junto con el doctor Clarence N. Hickman, que fue probado por primera vez en el año 1918 en un terreno de pruebas de Aberdeen, ubicado en el estado de Maryland. Sin embargo, dado que esta creación estaba pensada para ayudar en la Primera Guerra Mundial y que la prueba se realizó el 6 de noviembre, seis días antes del armisticio de Compiègne, el desarrollo de la misma se detuvo.

Imagen de un soldado con un bazuka M1

No fue hasta varias décadas más tarde, cuando Clarence N. Hickman pasó a formar parte del Comité de Investigación de Defensa Nacional, encargándose del desarrollo de cohetes para el ejército aliado en la Segunda Guerra Mundial y de la finalización del proyecto de Robert H. Goddard, que acabó por centrarse en otros proyectos relacionados con la propulsión de cohetes.

Los primeros lanzacohetes, más concretamente lanzadores de granadas para fusiles, fueron el M1, M2, M7 y M8, aunque estas armas aún no eran eficaces contra los tanques enemigos. Fue en 1942 cuando se encontró la munición ideal para detener los tanques alemanes, gracias a una carga a través de la cuál se ideó un cohete y un tubo metálico para proteger a quien lo disparase y con un mecanismo en el hombro para lanzarlo.

Este fue el inicio de los lanzacohetes que conocemos en la actualidad y que ahora incluyen misiles avanzados tecnológicamente, que nada tienen que ver con los primeros prototipos ideados para combatir en la Segunda Guerra Mundial.

El artículo Sus versiones mejoradas todavía siguen utilizándose en la guerra actual: así eran los primeros lanzacohetes fue publicado originalmente en Urban Tecno.

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