Aterrizar este avión fue todo un milagro. La historia del vuelo 243 de Aloha Airlines, sin techo y con solo una víctima mortal

Los pasajeros del vuelo 243 de Aloha Airlines que sobrevolaban el archipiélago de Hawái el día 28 de abril de 1988 no esperaban que su trayecto fuese a pasar a la historia y, mucho menos, que su avión fuese a quedar destrozado. La historia está repleta de accidentes aéreos, pero éste, sin lugar a dudas, es uno de los más impactantes y uno en los que la suerte y la pericia del piloto jugó una buena pasada a los tripulantes y pasajeros. Ahora te explicamos qué sucedió a bordo de un Boeing 737-200.

La increíble historia del vuelo 243 de Aloha Airlines

Robert Schornstheimer, capitán del vuelo 243, y Madeline Lynn Tompkins, copiloto, tenían amplia experiencia con el modelo de avión que puso en jaque a todo el pasaje. Robert acumulaba 8.500 horas de vuelo, siendo 6.700 las horas dentro de un Boeing 737, mientras que Madeline había pasado 3.500 de sus 8.000 horas de vuelo en esas aeronaves. Este dato, por suerte, pudo ser vital para la supervivencia de los pasajeros y casi toda la tripulación.

El día 28 de abril de 1988, el Boeing 737-200, con matrícula N73711 y propiedad de Aloha Airlines, despega a las 13:25 horas del Aeropuerto de Hilo, en el condado de Hawái. En su interior viajan 95 pasajeros y 5 tripulantes. 20 minutos después de despegar, el avión sufre lo que se conoce como descompresión explosiva, es decir, parte del techo y del fuselaje se desprenden dejando la cabina expuesta. En aquel momento, Clarabelle Lansing, la jefa de cabina sale despedida del avión, siendo la única víctima mortal del accidente y cuyo cuerpo no fue encontrado nunca.

Impresionante vista lateral del fuselaje del Boeing 737 de Aloha Airlines

A partir de entonces, la cabina queda unida al resto del avión a través de los bastidores inferiores. Dado que aún estaba encendida la luz para mantener los cinturones abrochados, el resultado de la explosión no incluyó a más víctimas. En pleno vuelo y sin parte de la cabina, el piloto solicita aterrizar en el aeropuerto de Kahului, en la isla de Maui. El descenso es angustioso, incluso llegando a quedarse trabados los mandos del avión, pero finalmente se consigue evitar que la estructura del avión ceda y todos aterrizan sanos y salvos.

La investigación del accidente dejó claro que éste tuvo lugar debido a fatiga del metal. De fábrica, este avión contaba con una vida útil de 75.000 ciclos de presurización y despresurización, es decir, 75.000 vuelos. La realidad fue que en el momento del accidente el avión del vuelo 243 llevaba 89.680 despegues y aterrizajes a sus espaldas. Además, una pasajera aseguró que al montarse en el avión se había fijado en una rotura en el avión cerca de la puerta de entrada.

En este caso, no hubo que traer a colación los asientos más seguros de un avión, aunque existen profundos estudios acerca del asunto. Si quieres más información acerca de este accidente, puedes acudir al primer episodio de la tercera temporada de Mayday: Catástrofes aéreas, que lleva por título Aterrizaje milagroso. Además, la historia de la azafata quedó recogida en la serie 1000 maneras de morir, en el episodio Azafata aspirada.

El artículo Aterrizar este avión fue todo un milagro. La historia del vuelo 243 de Aloha Airlines, sin techo y con solo una víctima mortal fue publicado originalmente en Urban Tecno.

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