Los agentes de policía muy preocupados por la impresión 3D. Cada vez hay más armas que se fabrican así

Hace unas pocas décadas el mencionar un arma de fuego significa hablar de metales y madera. Dos componentes básicos con los que se fabricaron algunas de las armas más icónicas del mundo como el Ak-47. No obstante, desde finales del siglo XX el plástico ha ido ganando terreno hasta ahora, cuando los polímeros llevan la voz cantante. No obstante, el avance de estos materiales ha causado inquietud entre los organismos de seguridad del mundo: cualquiera podría fabricar ahora un arma en su casa con una impresora 3D.

Como decíamos antes. En su momento la fabricación de armas estaba muy controlada. Se necesitaban herramientas especializadas para producir una pistola o un fusil de asalto. Quizá lo más sencillo de producir de forma amateur era un artefacto explosivo de baja potencia. No obstante, eso está cambiando drásticamente debido al avance de la tecnología de impresión 3D. Estas herramientas se pusieron de moda hace algunos años y no han dejado de perfeccionarse.

Que no te engañen: las armas fabricadas en plástico son letales

No hace tanto que una impresora 3D apenas servía para lograr modelar pequeñas piezas de plástico. Ahora, en 2024, los medios de comunicación no dejan de señalar que la impresión está en alza, ya hay modelos que incluso pueden fabricar objetos en 4D y no solo en plástico, también en metal. Esto es un salto inmenso respecto a lo que se disponía hasta ahora. Por eso, los organismos de seguridad están tan atentos con las últimas mejoras obtenidas.

En la relación con las armas portátiles, en 2013 un estudiante de ingeniería llamado Cody Wilson se entrevistó con la BBC tras haber fabricado la que podía ser la primera pistola hecha con piezas impresas en 3D. El arma, designada como Liberator, contaba con 16 piezas, 15 de ellas habían sido producidas de modo casero. La decimo sexta era el percutor, único elemento de un arma que debe ser resistente para percutir en los cartuchos y así disparar los proyectiles. La Liberator no era un arma robusta, con un uso corto seguramente acabaría saltando por los aires con haciendo daño en la mano al tirador.

Antes de que sus planos fueran eliminados de la red, el manual de la pistola Liberator fue descargado por 100.000 usuarios en Estados Unidos

No obstante, la demostración realizada por Cody Wilson fue un antes y un después, ya que a partir de este experimento aparecieron en la red mundial instrucciones y manuales para imprimir pistolas de toda clase y forma. Estos documentos eran subidos por personas anónimas para evitar cargos. En 2019 ocurrió un trágico hecho que marcó otro hito en el calendario. Un joven alemán de 27 años relacionado con la ultraderecha, Stephan Balliet, atentó contra una sinagoga y acabó con la vida de dos personas. El arma que utilizó no era 100 % impresa en 3D, pero muchas de sus partes sí. Baillet publicó información libre y gratuita para que todos supieran como lo hizo. Esos modelos bien pudieron acabar en manos de otras personas con planes de atentar sobre inocentes.

La Policía Nacional y la Guardia Civil preocupadas por el aumento de armas 3D

En datos globales, desde 2017 a 2024, Estados Unidos ha contabilizado hasta 35 casos en los que se han utilizado armas impresas por 3D. En Europa es Reino Unido quien lleva la delantera con 9. En España ha habido un único caso de este tipo. El asunto más preocupante es la propia fabricación por actores que se encuentran fuera de la legalidad vigente. En diciembre de 2023 efectivos de la Guardia Civil desarticularon varios talleres clandestinos que se dedicaban a la fabricación de estas armas para su posterior venta a organizaciones criminales.

Tal y como lo ha planteado un reciente artículo de Infobae que se nutre de fuentes policiales, los problemas que pueden surgir de estas armas 3D son los atentados y la venta de las mismas. Dos aspectos comentados antes que podrían causar un aumento de la violencia en las calles. Además de esto, hay otro obstáculo añadido: la procedencia de las armas.

Pistola Glock, utilizada en muchas fuerzas policiales, modificada para utilizar piezas impresas por 3D (VICE News)

Sin extendernos mucho en aspectos técnicos, cuando un criminal, o cualquiera, utiliza un arma corriente quedan pruebas de su uso. El proyectil, la pólvora, el sonido, todo ello aportan pistas para saber de qué arma se trata, su procedencia, capacidades, etc. Incluso entre los sospechoso se puede encontrar al culpable porque una pistola deja restos de pólvora en las manos. Con las armas 3D es más difícil, ya que no hay número de serie, son desechables y pueden obtenerse fácilmente. Eso complica las investigaciones policiales.

En conclusión, los agentes de la ley tienen por delante un reto con este tipo de armas. No es una cosa sencilla. Desde hace unos años ya se está legislando para prohibir todo este tipo de actividades. Incluso Youtube ha prohibido vídeos que enseñen armas de esta clase a los más pequeños, lo que es una buena política.

El artículo Los agentes de policía muy preocupados por la impresión 3D. Cada vez hay más armas que se fabrican así fue publicado originalmente en Urban Tecno.

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