Aplicaciones de dating y coeficiente de Gini

Para alguien que estudia los efecto de la tecnología en la sociedad, este estudio llevado a cabo por tres economistas de la St Louis Federal Reserve, «Marriage market sorting in the U.S.«, tenía que resultar necesariamente interesante: resulta que la proliferación en el uso de aplicaciones de dating en los Estados Unidos, en donde su uso ha pasado del 2% en el 1998 al 50% en el 2017, ha provocado un incremento significativo de la desigualdad, al proporcionar una facilidad mucho mayor para segmentar los posibles candidatos en función de variables como estatus socioeconómico o nivel de estudios.

Según las conclusiones del estudio, en un mercado con una creciente gama de opciones para elegir a golpe de un simple desplazamiento de la punta del dedo, el número de matrimonios no se ha incrementado, lo que viene a demostrar que el funcionamiento de este tipo de compañías, cada vez más a la baja en bolsa, se centra mucho más en los encuentros casuales que en la búsqueda real de relaciones sostenibles, que en último término tienden a implicar que los usuarios retiren sus perfiles de la app.

Pero más allá del número de matrimonios o de la tendencia al establecimiento de parejas estables, lo interesante es que, ante un conjunto más amplio de candidatos o candidatas donde elegir, las variables en función de las que se hace tienden a provocar un incremento de la desigualdad social. Los factores más importantes que contribuyen a la desigualdad de ingresos de los hogares son la selección en función de la educación (35%) y las habilidades (30%), seguida significativamente por la selección en cuanto a ingresos (15%) y edad (15%). La selección por raza (5%) desempeña un papel relativamente intrascendente. La influencia colectiva de la selección de pareja en la desigualdad de ingresos de los hogares es sustancial, lo que lleva a un aumento de catorce puntos en el coeficiente de variación, o un aumento de tres puntos en el coeficiente de Gini.

¿Qué ocurre al disponer de más candidatos donde elegir? Simplemente, que los norteamericanos tienden naturalmente a elegir candidatos que se parecen más a sí mismos, y esa búsqueda de la homogeneidad, aplicada a variables tan significativas como la educación o los ingresos, da como resultado un incremento del coeficiente de Gini. Entre 2008 y 2021, cuando el uso de aplicaciones de citas online se volvió más habitual, las mujeres tendieron a volverse más selectivas al elegir pareja en función de la edad, mientras que los hombres se volvieron ligeramente más selectivos en función de la educación. Comparado con los datos sobre parejas casadas entre 1960 y 1980, las personas en el período más reciente optaron cada vez más por parejas con su mismo nivel de salario y educación. Y aunque muchas personas se casaron con alguien de la misma raza, con el tiempo se volvieron cada vez menos selectivas en ese sentido.

Sociedades más orientadas a las relaciones esporádicas, elecciones condicionadas por algoritmos inescrutables, orientación a la maximización del beneficio para las compañías que gestionan las apps, e incremento de la desigualdad social. Parece que pretender aplicar la tecnología a todo lo que hacemos, incluido el dating, no es necesariamente una buena idea, y que algunas cosas terminan funcionando mejor o de manera socialmente más sostenible cuando se dejan en manos de criterios menos «optimizados»…

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