Argumentos de cine fantástico nos permiten soñar con viajar distancias siderales a través del espacio, permitiéndonos explorar el cosmos a nuestro antojo. Sin embargo, en nuestra realidad, este tipo de viajes es imposible en nuestra era, a no ser que hablemos de teorías o explicaciones soportadas en papel. Si queremos viajar años luz desde la Tierra, primero tenemos que desentrañar el misterio de los agujeros de gusano.
Los viajes interestelares al alcance de la teoría cuántica
Hace décadas, los agujeros negros eran construcciones cósmicas únicamente apoyadas por la teoría, pero que nunca habían sido observadas. Hoy en día, no solo tenemos evidencias de su existencia real, sino que también hemos podido constatar su aspecto a través de imágenes como la famosa instantánea del agujero Sagitario A*. Esta podría ser, perfectamente, la misma situación con los agujeros de gusano.
Sin embargo, es posible que para acceder a un universo repleto de agujeros de gusano, primero tengamos que acceder a otras dimensiones más allá de las que estamos acostumbrados a percibir en nuestra realidad. No es la primera vez que se teoriza acerca de posibles agujeros de gusano, existen artículos publicados en la revista científica Scientific Reports, aunque nunca se hayan observado. Tenemos a las matemáticas y la física cuántica de nuestra parte, y posiblemente a los adelantos tecnológicos.
Allá por 1935, tanto Albert Einstein como Nathan Rosen ya demostraron la posibilidad matemática de la existencia de los agujeros de gusano, conocidos a partir de entonces como el puente Einstein-Rosen. Y para que te hagas una idea muy sencilla de cómo nos permitirían viajar enormes distancias en tiempos realmente reducidos, te proponemos el siguiente ejemplo.
Escoge una hoja de papel en blanco y dibuja en la parte superior un punto junto con la letra A y en la parte inferior un punto junto con la letra B. Si dibujas una línea recta que una ambos puntos, conseguirás crear una manera de desplazarte entre ambos, algo que podría asemejarse a un viaje espacial en la actualidad entre, supongamos, la Tierra y la Luna.
Ahora, vamos a crear un agujero de gusano en esta hoja. Dobla el papel de tal manera que ambos puntos entren en contacto y haz un agujero entre ellos con el bolígrafo que hayas utilizado para dibujarlos. De la nada, como por arte de magia, tienes una nueva manera de desplazarte entre el punto A y el punto B, y habiendo reducido la distancia de manera considerable. Digamos que ese bolígrafo sería la dimensión a la que necesitaríamos acceder para conseguir alcanzar los deseados agujeros de gusano.
Existen varias teorías que invitan a conseguir hacer realidad estos agujeros, siendo una de las principales la que implicaría utilizar tecnología de materia exótica junto con un agujero negro. Este tipo de materia, de la que no tenemos evidencias y que podría integrarse en el famoso motor de curvatura, podría tener masa negativa y trabajar en oposición a la gravedad. De alguna manera, el agujero negro serviría como puente que conecte dos puntos del universo, expulsando lo que entra en otra dirección, algo que en astrofísica se denomina como agujero blanco.
Otra teoría tiene que ver con la física cuántica y los agujeros de gusano microscópicos, que podrían aparecer y desaparecer como burbujas de jabón. Según la teoría, el objetivo sería encontrar uno de estos evasivos agujeros de gusano, atraparlo, hacerlo tan grande como el objeto que queramos enviar a través de él y mantenerlo abierto para que este pueda regresar.
Kip Thorne, físico teórico estadounidense, ganador del Premio Nobel de Física y consultor externo en la maravillosa película Interestelar, publicó un artículo en 1988 en el que expone cómo los agujeros de gusano podría servir, incluso, para viajar en el tiempo. Y no pierde la esperanza de conseguir dar con uno en algún momento de nuestra civilización, tal y como ha declarado en más de una ocasión:
Los experimentos sencillos de pensamiento pueden, a veces, ahondar de manera bastante profunda en las leyes de la física.
El artículo Llegar a una dimensión superior: la condición que han puesto los científicos para poder hacer viajes interestelares fue publicado originalmente en Urban Tecno.
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