Diseñando cómo usaremos la inteligencia artificial en la vida cotidiana

En una entrevista en The New York Times, Jony Ive, el mítico diseñador que abandonó Apple hace ya cinco años, confirma estar trabajando con OpenAI en una startup dedicada al desarrollo de un dispositivo para llevar la inteligencia artificial a algún tipo de interfaz planteado para un uso cotidiano, como ya se especulaba hace aproximadamente un año.

Que la cuestión no es sencilla es algo evidente: plantear nuevas interfaces de tal manera que consigan convertirse en populares y de uso generalizado siempre ha sido algo enormemente complejo, y de hecho, ya hemos visto cómo se la pegaban duramente intentos como el Humane AI Pin o el Rabbit R1, con segmentos de precio completamente diferentes ($1000 más suscripción frente a $199 respectivamente), pero básicamente homologables a una especie de asistente de voz portátil, con más o menos canales de entrada, desde la voz a la imagen.

Por el momento, la forma de interactuar con algoritmos generativos de inteligencia artificial está siendo la lógica y esperable en el caso de una tecnología que va colonizando cada vez más funcionalidades: o bien a través de la pantalla de un ordenador o, como mucho, de la de un smartphone. Sin embargo, esto no tiene por qué ser necesariamente así: aunque ya empieza a ser habitual ver a personas que interactúan con asistentes generativos como ChatGPT u otros en su smartphone a través de comandos de voz, el smartphone no deja de ser un dispositivo genérico y con cada vez más escasa evolución, en el que la incorporación de la inteligencia artificial parece configurarse para que hagamos cosas que ya hacíamos, pero con el plus de incorporar esas nuevas funcionalidades.

Plantear un dispositivo de nuevo cuño diseñado para que incorporemos las posibilidades de la inteligencia artificial a nuestra vida cotidiana no parece, en efecto, algo sencillo, pero hablamos no sólo de uno de los diseñadores más brillantes de nuestros tiempos, sino además, de alguien que mantiene una cruzada personal para lograr reducir los efectos de nuestra actual adicción a las pantallas. Por otro lado, es evidente que el perfeccionamiento de esos algoritmos generativos ha logrado que algunos canales como la voz se conviertan en cada vez más cómodos, convenientes y libres de errores, como puede comprobarse, por ejemplo, utilizando funcionalidades como Flow para dictar a nuestro ordenador.

Ese perfeccionamiento de algunas interfaces como la voz hace que se abran nuevos canales con muchas posibilidades, que algunos creen ver vinculadas a dispositivos como las gafas de Meta – lo que haría automáticamente que todo lo que preguntásemos o hiciésemos fuese vendido al mejor postor. Pero poniéndole imaginación al tema, también es posible pensar en otros planteamientos, y precisamente la presencia de Jony Ive invita a especular sobre ello.

También es posible plantear dispositivos mixtos, capaces de comunicarse con ese ubicuo smartphone sin el cual prácticamente nadie sale de casa y de aprovechar sus posibilidades, pero evitando tener que sacarlo constantemente del bolsillo a cada momento. Por otro lado, cabe también plantearse, en modo enmienda a la totalidad, hasta qué punto necesitamos recurrir a esas funcionalidades de inteligencia artificial generativa en nuestra vida cotidiana… pero ese razonamiento, un clásico del inmovilismo, sería homologable a aquellos que, tras comenzar la popularización del teléfono móvil o del smartphone, decían eso de «yo no necesito eso en mi vida».

¿Qué tipo de dispositivo pensáis que se llevará el gato al agua en la incorporación de las prestaciones de la inteligencia artificial a la vida cotidiana? ¿Cuáles creéis que serán las killer applications para ese tipo de usos?

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