Rusia lo utiliza desde hace más de 50 años y por ahora no va a dejar de hacerlo: este carro de combate es toda una leyenda viva

Los carros de combate llevan siendo desde la Primera Guerra Mundial un pilar clave en las operaciones militares. No se puede entender la guerra en siglo XX sin hablar de “tanques”, ni tampoco la actual. Es verdad que hoy hay otra tecnología que compite por la supremacía en el campo de batalla, pero los tanques siguen estando ahí. En concreto el modelo T-72 originario de la desaparecida URSS sigue estando muy activo en el mundo, incluido en Ucrania.

En la actualidad los carros siguen basando su forma en una que se diseñó hace ya más de 100 años. Bien es verdad que sus capacidades y características han cambiado mucho, pero en esencia siguen siendo los mismos vehículos. Entre los más destacados están el M1 Abrams de Estados Unidos, el Merkava que usa Israel y el Leopard II de origen alemán, pero usado por las fuerzas españolas. Todos ellos modernizados para poder sobrevivir a los peligrosos campos de batalla del siglo XXI.

Los medios de comunicación se han desecho en halagos frente a estas máquinas de guerra, pero en Rusia también tienen lo suyo. Nos referimos claro está al T-72, un tanque de combate principal que lleva en activo nada menos que 50 años. Diseñado en la URSS con un perfil bajo y un cañón de 125 mm este tanque equipó a las divisiones acorazadas del antiguo Pacto de Varsovia. También fue vendido a países del entorno africano y de Oriente Medio. Así se convirtió en una pieza central de esos ejércitos. Y no podemos decir que le fue mal, ya que hoy su producción ha llegado a las 25.000 unidades.

Es versátil, pero no puede compararse a los carros pesados de la OTAN

El T-72 ha sido un carro que ha sabido capear ese temporal que nosotros denominados «desarrollo tecnológico». Desde que apareció a principios de la década de 1970, el carro fue entregado por miles a las divisiones acorazadas soviéticas y sus aliados. La verdad es que es un vehículo versátil, con una buena mecánica, armamento y un perfil bajo que ayuda a la ocultación. Ahora bien, tras 50 años ha necesitado un buen lavado de cara para sobrevivir al siglo XXI, y no le está siendo nada fácil.

Con aproximadamente 50 toneladas, el T-72 se ha comportado bien en batalla, pero en Irak, las guerras africanas y ahora en Ucrania se ha comprobado que competir con los tanques de los que dispone la OTAN está difícil. No es ningún secreto que todos los carros usados ahora provienen de la misma década que el T-72, pero para estar operativos frente a la mejora de los sistemas de anticarro han tenido que añadir más defensas, lo que ha incrementado su peso total. Para un mejor funcionamiento se han implementado mejores en el motor, el blindaje y ahora ajustes para evitar los imprevisibles drones.

Dos carros T-72 rusos durante unas maniobras en 2017 (Wikimedia Commons)

Desde que apareciera, el T-72 ha tenido seis variantes distintas que han ido mejorando todos estos aspectos clave. La última de las actualizaciones se hizo en 2016, pero en 2024 se ha podido ver un T-72 con añadidos muy interesantes. Aun con todas las mejoras mencionadas, en Ucrania tanto el ejército ucraniano como el ruso han perdido miles de carros de combate de este tipo. Aprovechando la escala, países de la OTAN que todavía usaban estos vehículos los han entregado al régimen de Kiev para apoyar sus defensas.

A pesar de todo, y no obviando las bajas en batalla, el T-72 parece que está llamado a seguir en servicio a lo largo y ancho del mundo. Su bajo coste, apenas 500.000 euros a 1 millón, ofrecen muchas posibilidades de fabricación y reemplazo frente a otros modelos más costosos como el M1 Abrams estadounidense. Eso sí, cada año que pasa es más difícil poder mejorar su defensa, por lo que los rusos ya piensan más en el T-90 y el T-14 Armata para su reemplazo total.

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