“Entender la naturaleza es imposible con un ordenador clásico”, resalta Juan Bernabé-Moreno, director de investigación de IBM. Desentrañar los misterios de la vida exige computación cuántica, que multiplica exponencialmente las capacidades del procesamiento binario gracias a la superposición (un electrón puede estar en múltiples estados al mismo tiempo) y el entrelazamiento (el estado de una partícula está intrínsecamente relacionado con el de otra sin importar la distancia que las separe). Pero disponer de un ordenador cuántico es complejo y caro; el que monta Ikerbasque (Fundación vasca para la Ciencia) en San Sebastián supondrá al Gobierno autonómico una inversión de 50,8 millones de euros. La solución es un complejo que permita el acceso a esta computación desde cualquier parte e IBM acaba de impulsar este martes la carrera europea por esta tecnología con la inauguración en Ehningen (Alemania) de su segundo centro de datos cuántico del mundo (el primero está en EE UU).
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