Pintando en el espacio

Pasé un rato muy agradable en Sngular en la presentación de VisionPainter, una app desarrollada por la compañía para las Apple Vision Pro, a la que acudí por invitación de mi amigo Julián de Cabo, y aproveché para probar además un dispositivo que me resulta muy atractivo e innovador que aún no está disponible en el mercado español.

En el evento, presentado por Javier Martín y con Elena Valero dibujando en tiempo real, se fue dando una visión sobre el dispositivo, sus expectativas y lo que supone desarrollar para él, de la mano de dos mitos del desarrollo de videojuegos como Fernando Rada y Ángel Alda, que explicaron su experiencia, las razones por las que decidieron desarrollar sobre C++ en lugar de hacerlo, como les invitaba a hacer la compañía, sobre Swift, y dieron también varias claves sobre el nivel de apertura de los archivos generados, que pueden ser muy fácilmente importados a otras aplicaciones.

La app es realmente una delicia, porque consigue generar toda la impresión de estar pintando con los dedos en el espacio, en un lienzo infinito en el que puedes ir poniendo líneas, objetos sólidos y todo tipo de formas que pueden, además, manejarse individualmente, dotar de simetría o prácticamente cualquier operación imaginable. Tras un breve período de configuración del dispositivo, pasas a poner las palmas de las manos – que se ven a través de las Vision Pro como puntos unidos por líneas – hacia arriba para encontrarte con que surgen de cada una de ellas los dos menús que necesitas para elegir herramientas, colores, etc., con los que resulta prácticamente inmediato adquirir familiaridad. Obviamente, eso es suficiente para simplemente comenzar a pintar: de ahí a obtener resultados que puedan ser considerados mínimamente artísticos hay una curva de aprendizaje en la que incide, por supuesto, la sensibilidad y las capacidades de cada uno.

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Algunas restricciones impuestas por Apple impiden, por ejemplo, que podamos pintar sobre el espacio que tenemos alrededor, que me habría parecido una posibilidad muy interesante, y que en su lugar tengamos que hacerlo visualizando un espacio vacío. Las creaciones, sin embargo, si pueden posteriormente extraerse y situarse donde uno quiera, o llevarse a otros programas para retocarlos, iluminarlos, etc. A partir de ahí, puedes moverte en torno a los dibujos que has hecho, atravesarlos, mirarlos desde cualquier perspectiva que puedas adoptar, o seguir editándolos bien creando objetos nuevos o comenzando a partir de cualquier punto de uno ya creado.

La experiencia del dispositivo, teniendo en cuenta que no es la experiencia completamente real porque cuando lo adquieres, pasa por un proceso de customización muy intenso con muchísimas opciones que sirven para adaptarlo a la forma de tu cara, me ha parecido muy interesante. La impresión es la de un dispositivo de una calidad muy elevada en sus materiales, con una latencia mínima y un uso muy sencillo e intuitivo. Sin embargo, el peso es claramente excesivo para un uso prolongado salvo que tengas la cabeza apoyada, lo que plantea algunas dudas sobre su funcionamiento en un uso más sistemático: una cosa es apoyar la cabeza si quieres, por ejemplo, ver una película, y otra tener que tenerla casi necesariamente apoyada cuando quieres estar trabajando o llevando a cabo determinadas tareas que requieran cierta atención.

Por el momento, las expectativas generadas por el lanzamiento de las Apple Visio Pro han estado bastante alejadas de las predicciones originales de la compañía, que recortó el objetivo inicial de 800,000 unidades a la mitad y no ha llegado a las cien mil unidades en ninguno de los trimestres transcurridos desde su lanzamiento. Las cifras de devoluciones que se comentaron tras su lanzamiento parecen haber sido una falsa alarma, dado que actualmente se sitúan en torno a un 1%, similares a las de otros productos de la compañía.

El precio, de unos 3,500 dólares en Estados Unidos y a partir de los 4,000 euros en los países europeos en los que está disponible, es claramente un obstáculo importante, lo que parece haber animado especulaciones sobre unas por el momento hipotéticas Apple Vision Air, simplificadas, más ligeras y con un precio inferior, seguramente a costa de eliminar la pantalla externa que recrea los ojos del usuario, que parece una prestación bastante superflua que no tiene una justificación muy clara más allá de mostrar una representación de los ojos del usuario.

En cualquier caso, sigo enormemente intrigado por el concepto del spatial computing y la posibilidad de incorporarlo a muchas de mis rutinas de trabajo o de utilizar las cada vez más apps que se presentan para ese ámbito, particularmente a las relacionadas con mi lectura de información diaria o, en general, al consumo de determinados contenidos. Pero por el momento, habrá que esperar, como mínimo, a que llegue a España y a que se aclaren los planes de la compañía con respecto a él.

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