Diez años después de toparse con un misterioso sonido mecánico marino, ya sabemos de qué se trataba. Y no tiene que ver con ningún tipo de instrumento creado por el ser humano

Es de sobra conocida la manera en que algunos animales marinos son capaces de comunicarse con complejos lenguajes, tal y como el ser humano transmite información entre sus semejantes. Hace algunos años, un artículo publicado en la revista científica The Journal of the Acoustical Society of America se hizo eco de un misterioso sonido marino, al que apodaron biotwang, y cuya procedencia podían sospechar, pero que no llegó a identificarse en aquel momento. Ahora sabemos a ciencia cierta de donde surge.

El origen del sonido biotwang

Regresamos al mar y a la investigación publicada en 2016 por investigadores de la Universidad Estatal de Oregón. Por aquel entonces, se sospechaba que alguna especie de ballena podía estar detrás de los sonidos mecánicos descubiertos, incluso apuntando a las ballenas barbadas como el origen de la señal captada. Sin embargo, no ha sido hasta hace unas semanas que hemos podido conocer la verdad.

El nuevo estudio, publicado en la revista científica Frontiers in Marine Science y llevado a cabo por científicos de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, se ha sumergido en el archipiélago de las islas Marianas para intentar dar con el origen de la señal biotwang.

Durante la búsqueda, los investigadores utilizaron lo que han denominado como ‘grabadoras acústicas pasivas de largo plazo’, con el fin de monitorizar a los animales marinos de esa zona geográfica. Estos aparatos llevan en funcionamiento desde 2005, están presentes en 13 localizaciones, y han conseguido grabar alrededor de 500 TB de información y casi 200.000 horas de sonido. Evidentemente, para poder repasar los datos, han necesitado ayuda externa.

Aquí es donde entra la labor de Google y el uso de inteligencia artificial y aprendizaje automático. La información recopilada, si hubiese sido analizada por un investigador, habría necesitado de casi 23 años para acabar de escuchar todos los sonidos contenidos en los datos. Sin embargo, la tecnología impulsada por Google ha permitido encontrar los sonidos mecánicos en tan solo unas horas.

Finalmente, la investigación dio sus frutos y se pudo constatar que los biotwangs estaban presentes de forma estacional en el archipiélago de las islas Marianas y al este de la Isla Wake. Esto, según los investigadores, significa que la señal mecánica desconocida podría pertenecer a una llamada del rorcual de Bryde, un tipo de ballena de grandes ojos, que forma parte de la familia Balaenopteridae. En concreto, sería propio de la población asentada en la parte occidental del Pacífico norte.

La aparición estacional de la señal biotwang parece coincidir con las épocas de migración de esta especie de ballena y también ha permitido conocer algunos de sus hábitos. Se sabe que fenómenos como La Niña o El Niño están afectando a su población, haciendo cada vez más complicada su alimentación, dado que deben viajar mayores distancias para encontrar zonas ideales para este fin.

Por si no lo sabías, los rorcuales de Bryde están protegidos, según la información publicada en la página web de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, por el Acta de Protección de Mamíferos Marinos e investigaciones como la que te hemos narrado son realmente importantes para asegurar que estos animales marinos tienen un futuro próspero en nuestro planeta.

El artículo Diez años después de toparse con un misterioso sonido mecánico marino, ya sabemos de qué se trataba. Y no tiene que ver con ningún tipo de instrumento creado por el ser humano fue publicado originalmente en Urban Tecno.

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