Si hablamos de la protección del medioambiente, en muchas ocasiones pensamos en la preservación de la flora y la fauna autóctona de cada región. Existen muchas especies de animales en peligro de extinción en el mundo, tenemos que evitar que acaben por desaparecer, y por ello es muy importante que sus ecosistemas se conserven en perfecto estado. Y la medida de este país sudamericano es, cuanto menos, un curioso paso adelante en este sentido.
Una ley pionera en la protección de la naturaleza
Súbete al avión con nosotros y acompáñanos en este viaje que nos llevará a visitar Brasil. Es en esta nación, bañada por el océano Atlántico, donde ha salido adelante una ley de la que te hablaremos a continuación y que otorga derechos similares a las personas a las olas y el océano en el que se mueven. Sin embargo, ¿cómo ha surgido el germen de esta ley?
Tenemos que retroceder en el tiempo para conocer una de las catástrofes más recientes en la historia de Brasil, y que involucró a la presa de Fundão. Cerca de la ciudad de Mariana, allá por el año 2015, los muros de contención de la presa colapsaron, provocando el vertido de desechos de la extracción de hierro de minas adyacentes.
Fueron 60 millones de metros cúbicos de desperdicios, alrededor de 25.000 piscinas olímpicas, los que acabaron llegando al río Doce, que desemboca en el océano Atlántico. A partir de entonces, la protección de la costa empezó a ser tema de conversación entre los legisladores, dando lugar a la ley que entró en vigor en agosto de este mismo año.
Esta ley, según el texto, establece los derechos del ‘sistema interconectado‘ de las olas de la desembocadura del río Doce y, además, abarca ‘las masas de agua y los seres vivos que existen naturalmente en ellas o con los que se interrelaciona, incluidos los seres humanos’. Y estos derechos pueden resumirse en:
Existir con las condiciones físicas y químicas adecuadas para mantener el equilibrio ecológico.Evitar que las actividades humanas interfieran con los ciclos ecológicos naturales y la singularidad de las olas.Proteger las áreas de interés cultural directamente relacionadas con este ecosistema.Relacionarse con el ser humano a través de ‘identificación biocultural, prácticas espirituales, ocio, surf, pesca artesanal, agroecología y cultura’.Ser defendidas y representadas por interesados y asesores.Tener a su favor la acción conjunta de los poderes ejecutivo y legislativo.Utilizar prácticas y conocimientos de conservación de la naturaleza.Garantizar la reparación de daños causados por el ser humano.
Aunque te pueda sonar extraño, este no es el único elemento de la naturaleza en ser amparado por la legislación del ser humano. Existe el caso del río Whanganui en Nueva Zelanda, el río Magpie en Canadá, el río Klamath en Estados Unidos y los ríos Ganges y Yamuna en la India. Al fin y al cabo, no somos nadie sin la naturaleza que nos ha dado la oportunidad de vivir en la Tierra, ¿verdad?
El artículo Las olas del mar de este país de América del Sur ya tienen los mismos derechos legales que sus ciudadanos fue publicado originalmente en Urban Tecno.
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