Si todos los demás te quieren copiar, es que las cosas van bien…

Tras la impresionante demostración de SpaceX a mediados de octubre, en la que fue capaz de atrapar un cohete propulsor de un Falcon Super Heavy, de nada menos que setenta metros de altura, con la misma torre de la que había salido y sin que llegase a tocar el suelo, toda la industria aeroespacial está tratando, como loca, de copiar los niveles de reutilización de los componentes de cohetes de la compañía.

El problema, claro está, es que las cosas no son tan fáciles como ese patético y mediocre «que innove otro, que yo ya lo copiaré». La innovación no tiene lugar en un papel ni en un plan estratégico, sino en el mundo real, y eso supone una combinación de destreza, práctica y equipos humanos que no se consigue de un día para otro.

En realidad, SpaceX lleva ya desde el año 2020 rompiendo cada año sus ratios de reutilización de componentes, un parámetro vital a la hora de reducir sus costes que le ha llevado a convertirse, con mucho, en el competidor con mejor estructura de costes de toda la industria, capaz de generar importantísimos ahorros a sus clientes. Con Starship y sus gigantescas magnitudes, los ahorros van a ser aún mayores, hasta el punto de que quien decida utilizar a otro competidor para cualquier misión, estará con total seguridad perdiendo mucho dinero. Se calcula que Starship reducirá el coste de llevar cada kilogramo a la órbita terrestre entre unas cincuenta y ochenta veces.

Ahora, mientras Blue Origin, ULA (Boeing y Lockheed Martin) y otros intentan desesperadamente ser capaces de que sus cohetes puedan volver a aterrizar en condiciones que permitan su reutilización, resulta que ahora SpaceX ha elevado sus estándares: ya no se trata de volverlos a aterrizar, algo que la compañía ya ha conseguido en más de veintitrés ocasiones consecutivas con el mismo cohete, sino de hacerlo de manera que el cohete propulsor no llegue a tocar el suelo, lo que disminuye enormemente el mantenimiento necesario y reduce el tiempo transcurrido hasta poder volverlo a utilizar. Como dice Elon Musk, «necesitamos reutilización para los cohetes, al igual que tenemos reutilización para los automóviles, los aviones, las bicicletas y los caballos».

¿De qué estamos hablando? Fundamentalmente, de una compañía que, haciendo nada menos que «ciencia de cohetes», consigue una ventaja competitiva basada en que no para de investigar y de conseguir mejores y mejores resultados. Cualquiera que intente copiarla sabe que para hacerlo, no basta con querer hacerlo, además hay que poder, y ese poder se basa en la práctica, en las iteraciones consecutivas, en la experimentación y en el dominio de los llamados «first principles«.

Lo dije hace muchos años: el valor de la innovación no está en evitar que te copien, sino en conseguir que todos te quieran copiar. Ahora, todos los competidores en la industria aeroespacial quieren copiar a SpaceX, y eso implica que a la compañía las cosas le van muy, pero que muy bien. Cuantos más intenten copiarte, mejor y más grande es tu ventaja competitiva.

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*