Este despiadado depredador marino ha sido el causante de la muerte de millones de peces, pero para el ser humano solo es un manjar en la cocina

Nos aproximamos a una de las fechas más terroríficas del año, Halloween, y parece que las circunstancias se han alineado para que podamos contarte una historia de peces depredadores y de uno de los ataques más feroces jamás registrados en el océano. En este caso, tendremos que desplazarnos hasta la fría Noruega para conocer cómo un pez muy habitual en las cocinas de medio mundo ha perpetrado una barbarie marina sin precedentes.

La sanguinaria masacre de peces en el norte de Europa

Un grupo de investigadores ha publicado un artículo en la revista científica Nature Communications Biology en el que exponen el seguimiento realizado a un gigantesco banco de capelines, un pez similar a la anchoa, que contenía alrededor de 23 millones de ejemplares, repartidos durante kilómetros. Lo que desconocían estos incautos peces es que cerca de la costa de Noruega encontrarían su final a manos de unos de sus depredadores más temidos: el bacalao del Atlántico.

La investigación ha utilizado un instrumento conocido como OAWRS, acrónimo de Sensor Remoto de Guía de Ondas Acústicas Oceánicas, permitiendo que tanto oceanógrafos noruegos como miembros del Instituto Tecnológico de Massachusetts pudiesen observar un festín para estos bacalaos, como pocas veces antes si había podido documentar. Sin duda alguna, 23 millones de presas son un blanco muy fácil y suculento como para dejarlo escapar.

Según el estudio, un banco de bacalaos se reunió en las inmediaciones del banco de capelines, pudiendo acabar con la vida de unos 10 millones de ejemplares en cuestión de unas pocas horas. En el artículo mencionado anteriormente, los investigadores afirman:

Los estudios de interacción entre especies para varias áreas y períodos de tiempo utilizando OAWRS podría facilitar una nueva y mejor comprensión de la función de los grandes ecosistemas marinos, asi como apoyar la cuantificación de los procesos clave en la evaluación y gestión de los recursos marinos en amplias áreas.

A pesar de que estamos hablando de 10 millones de víctimas, este golpe a la población de capelines no ha sido ni tan siquiera relevante en el contexto general. Estamos hablando de peces que migrar en miles de millones de ejemplares al océano Atlántico, con lo que perder 10 millones en unas horas simplemente supone una reducción del 0,1% de la población total. Una pérdida, sí, pero asumible para todo el conjunto de ejemplares de esta especie.

Eso sí, este tipo de festines no es el mayor problema de algunas especies de peces, dado que la pesca en grandes cantidades continúa siendo el mayor enemigo de la mayoría de especies marinas. Además, también parece que el cambio climático está afectando a las poblaciones de capelines, con efectos que solamente el tiempo nos permitirá conocer. Nicholas Makris, profesor de ingeniería mecánica y oceanográfica del MIT, asegura que:

En nuestro trabajo, estamos viendo que los eventos de depredación catastrófica natural pueden cambiar el equilibrio entre presas y depredadores en cuestión de horas. Este no es un problema para la salud de la población, con muchos centros de población distribuidos espacialmente o puntos calientes ecológicos. Pero según el número de estos puntos calientes disminuye, debido al clima y el estrés antropocéntrico, el tipo de evento de depredación catastrófica natural del que somos testigos en especies angulares podría tener dramáticas consecuencias para esas especies, así como para muchas especies que dependan de ellas.

El artículo Este despiadado depredador marino ha sido el causante de la muerte de millones de peces, pero para el ser humano solo es un manjar en la cocina fue publicado originalmente en Urban Tecno.

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