Todo indicaba ya que el parking de Bonaire no sería la multitudinaria tumba que anunciaban los bulos cuando el martes a mediodía, el secretario general del grupo parlamentario Vox, José María Figaredo, acusó sin pruebas al Ejecutivo de Pedro Sánchez de tapar el número real de víctimas de la dana: “Cientos de ellas que el Gobierno está ocultando y escondiendo”. Distintos cuerpos de rescate habían revisado ese aparcamiento los días anteriores sin encontrar cadáveres y, poco después de la acusación de Figaredo, las autoridades certificaban la buena noticia: ni un solo muerto en un lugar que, dependiendo del bulo, guardaba 86, 300 u 800 fallecidos. Tema zanjado, cabría pensar. Pero en tiempos de desinformación, en medio de una salvaje avalancha de mentiras deliberadas desatada tras la gota fría, las cosas no funcionan con esa fría racionalidad. Los agitadores de las conspiraciones no descansan: en Bonaire sí hay muertos, pero se ocultan, como denunciaba Figaredo.
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