Cualquier mujer puede ser sexualizada sin consentimiento. Si el porno tuvo alguna vez límites, aunque fueran débiles, la inteligencia artificial (IA) los ha destruido todos. Las primeras víctimas fueron famosas, pero la proliferación de creaciones falsas con apariencia real (deepfakes) con herramientas cuya disponibilidad se ha multiplicado por 40 en solo año y medio, según Naciones Unidas, ha extendido los objetivos. Ahora, cualquier política, vecina o compañera de clase o trabajo puede ver vulnerada su imagen. Una de las últimas víctimas ni siquiera es real. Se trata de Luce, una mascota creada por Simone Legno, cofundador de Tokidoki, que quiere representar a una joven peregrina del próximo Jubileo (año santo). En menos de 24 horas, las páginas de creaciones con IA la han convertido en un icono sexual alegando que, de acuerdo con la oficiosa “regla 34″ de internet, “todo puede convertirse en porno”.
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