El ascenso del magnate Elon Musk al Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE en sus siglas en inglés) de EE UU tras la victoria de Donald Trump no es casualidad ni solo fruto de sus aportaciones económicas a la campaña del candidato republicano, calculadas en 200 millones de dólares. Musk facilitó el arma favorita de los populismos: la red social X. Un nuevo estudio en nueve países, incluida España, señala que esta es una plataforma del abuso o mal uso (abuse) político. El trabajo destaca que esta “característica clave” la utilizan tanto simpatizantes de izquierda como de derecha para relegar a los adversarios, discrepantes o moderados y tratarlos como “enemigos”. Muchos usuarios de la red del magnate han comenzado a abandonar la plataforma y recurrir a alternativas como Threads y Bluesky.
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