Es una de las objeciones más habituales cuando hablas sobre vehículos eléctricos: no podemos pasar a un escenario en el que todos tengamos uno, porque las redes nacionales de producción de electricidad colapsarían cuando los enchufamos todos a la vez.
Pues bien, otro mito que muere a manos de la ciencia. Esos miedos, convenientemente alimentados por los ignorantes y por la industria petrolera, son completamente falsos. Si todos tuviésemos un vehículo eléctrico y lo enchufásemos todos a la vez… no pasaría absolutamente nada.
En realidad, nada nuevo bajo el sol: los responsables del National Grid británico ya se han hartado de decirlo por activa y por pasiva en numerosas ocasiones: sabemos perfectamente que el futuro es el automóvil eléctrico, y estamos completamente preparados para ese escenario.
Las razones para ese nivel de preparación son múltiples: en primer lugar, y contrariamente a lo que piensan muchos, la demanda de electricidad en los países desarrollados lleva muchos años cayendo, a pesar del crecimiento de la población y del uso cada vez más intenso de dispositivos alimentados mediante electricidad. La razón es el uso cada vez más generalizado de tecnologías que consumen cada vez menos electricidad, como la iluminación basada en LED, los electrodomésticos modernos o los sistemas de calefacción más eficientes.
Según la Red Nacional del Reino Unido, si todos los hogares del Reino Unido cambiaran simultáneamente a vehículos eléctricos, ese cambio únicamente aumentaría los requisitos de energía en aproximadamente un 10% en comparación con el uso actual, y ese aumento del 10% seguiría siendo inferior al consumo máximo de energía de 2002, un nivel que la red ya ha manejado anteriormente.
Lógicamente, se espera que la transición a los vehículos eléctricos se produzca gradualmente, lo que permitirá una gestión todavía más sencilla del aumento de la demanda de energía. Además, a medida que aumenta la adopción de vehículos eléctricos, es muy probable que las gasolineras se conviertan en tiendas de conveniencia, puntos de carga y salas VIP para que la gente espere los entre diez y veinte minutos que duran la mayoría de las cargas (no «horas y horas», como pretenden algunos ignorantes). Pero sobre todo, la reducción de los procesos de refinado de petróleo y diésel, que consumen cantidades elevadísimas de energía eléctrica, liberará una gran capacidad adicional para la carga de vehículos eléctricos: en efecto, las refinerías de petróleo son enormes consumidoras de electricidad, pero eso, misteriosamente, no suele comentarse nunca.
La Red Nacional del Reino Unido confía en su capacidad para gestionar el cambio hacia los vehículos eléctricos en todo el país, incluso si se produjera de inmediato, y esa confianza en la gestión de la transición a los vehículos eléctricos es, además, compartida por la mayoría de los demás países industrializados.
No te agobies. Un país en el que todos los vehículos fueran eléctrico podría manejar su red de distribución eléctrica y su demanda de electricidad perfectamente, sin ningún tipo de problema. Y sobre todo, sería muchísimo más limpio, respiraríamos todos mucho mejor, tendríamos menos enfermedades respiratorias, y en último término, menos DANAs y catástrofes naturales.
¿A qué diablos estamos esperando?
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