Un pelotón de soldados en la Segunda Guerra Mundial caminan tranquilos por una explanada, de pronto, arriba en el cielo aparece una figura negra que según se va acercando en picado emite un estridente sonido. Los soldados se asustan, y entran en pánico, el fuerte ruido es acompañado por las explosiones de las bombas soltadas por el aparato. El grupo acaba de ser atacado por un Junkers Ju 87 Stuka, uno de los aviones más peculiares diseñados por la Alemania de Adolf Hitler.
A pesar de que la historia contada antes es producto de la ficción tiene una base histórica. El Junkers Ju 87 Stuka marcó una época desde la década de 1930 hasta el final de la última conflagración mundial. Este avión de combate fue desarrollado en Alemania para ser utilizado como bombardero en picado. Es decir, era un bombardero de precisión que podía acabar con posiciones fortificadas o columnas enemigas con más facilidad que un bombardero corriente de los que ya se habían usado en la Gran Guerra (1914-1918).
Utilizaba unas potentes sirenas para atemorizar a los enemigos
La historia que rodea este avión es por si misma muy interesante y demuestra el nivel tecnológico al que llegaron las fuerzas aéreas en apenas una veintena de años, teniendo en cuenta que el aeroplano se inventó en 1905 y no fue hasta 1911 cuando se utilizó por primera vez como activo militar en un conflicto. Dejando eso a un lado, se debe mencionar como a partir de los años 20 la tecnología aérea estaba en alza. Para que os hagáis una idea ocurría un poco como ahora con los teléfonos móviles y los drones, aparecían muchos modelos y quedaban obsoletos en pocos años superados por otros nuevos.
En esta dinámica de diseño, desarrollo y fabricación, fueron muchos los prototipos presentados. Aun así, algunos tuvieron la suerte de ser adoptados por las fuerzas aéreas de los respectivos países. En la Alemania Nazi el Junkers Ju 87 Stuka fue afortunado. Los ingenieros de Junkers trabajaron en él a principios de 1930 y hacia 1935 los primeros prototipos salieron de la cadena de montaje, justo a tiempo para participar en su primera operación real: la Guerra Civil Española (1936-1939), donde también se usaron carros de combate y aviones de combate rusos.
Enviados junto a la Legión Cóndor, una unidad militar organizada por los alemanes para apoyar a los sublevados dirigidos por Francisco Franco, los Stuka fueron utilizados en distintos bombardeos a lo largo y ancho de todo el campo español con buenos resultados. A pesar de ser lentos, pues solo podían volar a 390 kilómetros por hora, los Stukas prestaron un gran servicio al eliminar fortificaciones, golpear a las tropas enemigas y causar el caos entre la retaguardia republicana.
La participación en la Guerra Civil Española sirvió para comprobar su utilidad y mejorar las partes que no habían gustado. De esta forma, en septiembre de 1939 entró de inmediato en acción cuando fue enviado a Polonia ya en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Después participó en 1940 en toda una serie de campañas que finalizaron con la rendición de Francia en junio de 1940. En 1941 también contempló mucha acción en Yugoslavia, Grecia y en la invasión de la Unión Soviética durante la Operación Barbarroja.
¿Qué hacía tan especial al Stuka? Pues aparte de su armamento, compuesto por tres ametralladoras, luego sustituidas por cañones para ser usado como «cazatanques», su mayor peculiaridad era el sistema de sonido incorporado en las cubiertas superiores de las patas del tren de aterrizaje. Esta sirena era conocida popularmente como «las trompetas de Jericó», una referencia bíblica al episodio en el que los israelitas liderados por Josué derribaron los muros de la ciudad de Jericó con siete trompetas y el grito del pueblo.
Las sirenas del Stuka fueron uno de los sonidos más característicos de la Segunda Guerra Mundial. Los soldados aprendieron rápido a reconocer el ruido de los motores y de ese ruido tan característico que advertía de un ataque inminente sobre sus posiciones. Al llegar a sus oídos, no tardaban las víctimas en buscar refugio donde fuera para protegerse de las bombas que estaban a punto de caer.
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Sin embargo, las trompetas de Jericó dejaron de resonar en los cielos cuando Alemania empezó a perder la guerra y los Stukas se convirtieron en un avión obsoleto. Los nuevos cazas empleados por Estados Unidos-Reino Unido y la Unión Soviética los derribaban con facilidad, así que debían ir muy protegidos por aviones de caza si querían salir en operaciones de ataque. Tras la Segunda Guerra Mundial la mayor parte fue desguazado y en la actualidad quedan pocos ejemplares en los museos. De hecho quedan dos, uno en el Museo de la RAF en Londres y otro en el Museo de la Ciencia y la Industria de Chicago. No obstante, el sonido de sus trompetas aun perdura en la memoria.
El artículo Este avión de combate utilizado por la Alemania Nazi poseía una extraña arma secreta: su misión era aterrorizar al enemigo con su sonido y fue usado en España fue publicado originalmente en Urban Tecno.
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