La verdad arde en la hoguera global

Cartografiar las cloacas que nos inundan de desinformación, discursos de odio o narrativas que buscan sembrar la polarización o el nihilismo en las sociedades es una tarea que no puede culminarse de forma esclarecedora si no se superan los marcos políticos nacionales y se contempla el mefítico panorama con el prisma global. El mundo asiste a una competición de potencias descarnada, la más tensa en décadas. El poderío militar y económico o el control de capacidades tecnológicas son obviamente terreno privilegiado de la competición. Pero el control de las narrativas es otro terreno de combate crucial. La posibilidad de influir en la opinión pública de un adversario —y por tanto la conformación de las voluntades y de las capacidades— es un objetivo de valor inmenso.

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