La Segunda Guerra Mundial es uno de nuestros temas predilectos en esta sección, y no es para menos. El gran conflagración sirvió como canalizador de todo tipo de cosas, desde nuestros odios más profundos hasta la revolución tecnológica que sostiene el mundo en el que vivimos. En la actualidad todo lo que sea por radiocontrol no es familiar, pero en la década de 1940 fue todo un auspicio de lo que llegaría en el futuro. Los alemanes fabricaron el primer vehículo no tripulado manejado por este sistema, se llamaba Goliat y era una bomba terrestre suicida.
Como decíamos, la Segunda Guerra Mundialpri ha dado para mucho en Urban Tecno. En más de una ocasión hemos hablado de aviones tan icónicos como novedosos como el Me 262 o de los carros de combate más famosos. Si hacemos una recopilación es verdad que la Alemania Nazi sale en casi todos sus artículos, no es para menos. La dictadura de Adolf Hitler tuvo a su servicio a algunos de los científicos más preminentes de la época, alguno incluso después de la guerra se escapó y ayudó a la España de Franco también a fabricar armas.
Estas minas terrestres se usaban para destruir posiciones fortificadas y tanques
Ahora bien, la historia de hoy solo tiene que ver con las demás en ese ingenio por mejorar el material existente dentro de la Wehrmacht, el ejército de la Alemania Nazi. Entre los diseños más curiosos de la contienda están las minas terrestre radiocontrol llamadas Goliat. En su designación oficial los dos modelos que vieron la luz se denominaron como Goliat Sd.kfz 302 y Goliat Sd.kfz 303. Al ver su desarrollo uno puede pensar, se parecen a insectos metálicos movidos por orugas. No es mala definición, los soldados aliados las conocían como «escarabajos» así que estamos en la dirección correcta.
Rare WW2 Goliath Tracked Mine – Footage – Leichter Ladungsträger Goliath Sd.Kfz. 302/303.
Video Here https://t.co/y5hnh7ZBUr pic.twitter.com/szkorLemsf
— Panzerpicture (@Panzerpicture) December 9, 2020
Más allá de motes y parecidos, las bombas terrestres Goliat fueron un gran paso en el desarrollo tecnológico en cuestión de control remoto de vehículos. Ahora mismo cualquiera, los más pequeños de la familia, disfrutan de este tipo de tecnología aplicado a juguetes. En la Segunda Guerra Mundial era innovación de primer orden. La idea era que el soldado o ingeniero que utilizara el Goliat pudiera estar a cubierto mientras el vehículo se movía hacia el objetivo. Con sus 100 kilos de material la explosión resultante era grande y fuerte.
Más allá de esto, el primer modelo fabricado funcionaba con un motor eléctrico mientras que el segundo modelo era de gasolina. El cambio se produjo tras las dificultades y complicaciones que daban los motores movidos por energía eléctrica, también una tecnología novedosa. La combustión interna ya era de sobra conocida. Gracias a sus cadenas se podía mover por muchos tipos de terreno sin quedar atascado.
A pesar de que se fabricaron miles de ellos, el éxito fue relativo. Debido a su excesivo peso que no permitía a un soldado transportarlo su envío al frente era difícil. Para que nos hagamos una idea, los drones usados hoy por las fuerzas armadas son mucho más pequeños y causan mayores daños que un Goliat. La explosión del artefacto no es de tal nivel, pero sí suficiente para destruir un tanque. Sin ir más lejos, Rusia se ha visto obligada a mejorar su protección contra este tipo de vehículos no tripulados.
Tras el conflicto, los Goliat supervivientes fueron capturados por las tropas aliadas y desguazados. Algunos de ellos fueron enviados a almacenes antes de pasar a formar parte de colecciones de museo.
El artículo Parecían insectos metálicos, pero eran terribles bombas suicidas con 100 kilos de explosivo. Estos vehículos radiocontrol fueron fabricados por la Alemania Nazi fue publicado originalmente en Urban Tecno.
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