La inteligencia artificial como entorno

Desde mi posición de profesor de innovación, expuesto constantemente a los comentarios de mis alumnos, es uno de los temas que más interesantes me parecen: hasta qué punto la inteligencia artificial va a ir progresivamente sustituyendo otras funcionalidades que consideramos como una parte supuestamente esencial de nuestro ecosistema de productividad personal.

Se habla muchísimo del posible problema (o no) que tiene Google, como representante del buscador clásico, con el avance de algoritmos de inteligencia artificial en modo chatbot como ChatGPT, Claude, Copilot, Perplexity, etc. que cada vez más usuarios emplean para encontrar la información que necesitan en cada momento, o incluso del interés específico de algunas compañías, como Perplexity.ai o la propia OpenAI, por «invadir las competencias» y el espacio del buscador convencional para tratar de que enfoquemos nuestro acceso a la información de una manera indudablemente más finalista, más directa, aunque tal vez con un menor ejercicio de nuestro pensamiento crítico.

Hoy, además, leo un artículo del siempre interesante Om Malik, titulado «Will A.I. eat the browser, en el que habla de su uso de las Apple Vision Pro – sí, hay quien las utiliza habitualmente y les saca partido – y de cómo echa de menos en ellas un entorno en el que pueda, por ejemplo, estar viendo un partido de béisbol y poder preguntar las estadísticas de un bateador sin necesidad de salir de la aplicación en la que está y abrir necesariamente el navegador, que se convierte como tal en una tarea incómoda. Una idea que apunta más al concepto de «inteligencia artificial como entorno», un ecosistema en el que en cualquier momento puedas invocar a la inteligencia artificial para que te proporcione una funcionalidad, te responda una pregunta o lleve a cabo una tarea independientemente de que, desde hace tiempo inmemorial, asocies necesariamente esa tarea con una aplicación determinada.

¿Por qué, si estoy trabajando en mi ordenador y llaman a la puerta de casa, tengo que salir de la aplicación en la que estoy y abrir la aplicación de portero automático para ver quién está llamando y proceder a abrirle la puerta? ¿Por qué esa tarea «no fluye» como debería en función de mis preferencias habituales, con las posibilidades que tendría de hacerlo? En el desplazamiento de la inteligencia artificial desde los modelos de tipo chatbot hacia las plataformas de agentes, ese tipo de comportamientos o funcionalidades pasan a tener mucho más sentido: agentes encargados de tareas que el usuario quiere tener disponibles, pero que se ejecutan independientemente, como entes autónomos que recurren a las aplicaciones que necesiten para ello, sin necesidad de que sea el usuario el que dé un doble clic o seleccione una app específica.

En ese sentido, podríamos dar un paso más al que ya han dado muchos usuarios sustituyendo al buscador con la inteligencia artificial, o al que conceptualmente da Om Malik: ¿por qué quedarnos en la inteligencia artificial como buscador o como navegador? ¿Por qué no dar el paso siguiente y plantear la inteligencia artificial como sistema operativo? Un entorno inmersivo a modo de interfaz de usuario o UX en el que, para llevar a cabo las tareas que queremos llevar a cabo, vamos invocamos agentes que se adaptan a nuestra forma habitual de trabajar, que aprenden de nuestras preferencias, y que nos van proporcionando las herramientas necesarias en cada momento para cada tarea en cuestión. Por supuesto, con todas las posibilidades, además, de que esa interfaz se adapte a nuestras preferencias o limitaciones (letra más grande o más pequeña, contraste, aspecto en general, etc.) y nos ofrezca lo que necesitamos en el formato que nos resulta cómodo, venga de donde venga. Curiosamente, si alguien parece estar avanzando en esta dirección podría ser precisamente Google con Jarvis, un «computer-using agent AI system», pero es obviamente muy pronto para decir nada del tema.

Si planteamos ese tipo de entornos, las interfaces inmersivas serían simplemente una opción que el usuario podría utilizar o no, pero la sensación de entorno inmersivo y completo sí te acompañaría aunque estuvieses utilizando una simple pantalla y un teclado, porque las funcionalidades que pudieses ir requiriendo estarían a tu disposición preparadas y las podrías invocar a medida que las necesitases, como si lo que hubiera al otro lado, en lugar de ser simplemente una máquina que responde a comandos, fuese algún tipo de contrapartida inteligente y adaptativa. Usuario en el centro, e inteligencia artificial como interfaz.

Visto así, la progresiva sustitución de la búsqueda por chatbots generativos que están llevando a cabo cada vez más usuarios, y que afirman en su mayoría que les resulta infinitamente más natural, sería tan solo un primer paso hacia una integración cada vez mayor de funcionalidades por parte de la inteligencia artificial: el navegador, las aplicaciones o el propio sistema operativo. Ambicioso no, lo siguiente. Pero como planteamiento de interfaz, seguramente muy atractivo para la gran mayoría de los usuarios. ¿Hasta dónde podemos plantearnos que podría llegar el desarrollo de la inteligencia artificial por esa vía?

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