Cuando, a principios de noviembre de 2023, Elon Musk anunció que lanzaba Grok, un chatbot para rivalizar con ChatGPT y similares, la mayor parte de los analistas pensaron que estaban ante otra de sus habituales boutades: los chatbots toman un largo tiempo de desarrollo y entrenamiento, ¿qué posibilidades podía tener Musk con una compañía recién fundada de tener algo mínimamente capaz de hacer sombra a empresas que llevaban ya años de trabajo?
Sin embargo, la cosa siguió: en marzo de 2024, Musk anunció que se disponía a liberar el código de Grok, y a ofrecérselo a todos los suscriptores premium de su red X. Y en efecto, lo hizo: los suscriptores premium de X hemos podido utilizarlo sin restricciones desde entonces, pudiendo apreciar no solo cómo funciona – muy razonablemente bien – sino, además, los detalles de, por ejemplo, su «modo divertido», que no es tremendamente gracioso, pero sí tiene sus puntos.
¿Qué llevó a Musk a liberar el código de una herramienta como Grok? Muy sencillo: si estás denunciando a OpenAI, compañía en cuya fundación participaste, por estar pasando de fundación sin ánimo de lucro a compañía estándar destinada a maximizar sus beneficios, resulta moralmente complicado que te estés dedicando a desarrolla un producto aparentemente similar si no estás dispuesto a demostrar que crees que es lo que se debe hacer.
Musk ha demostrado en ya bastantes ocasiones saber apalancar bien ese tipo de gestos: con Tesla, liberó numerosas patentes para permitir que otros fabricantes tradicionales pudieran adentrarse en el desarrollo del vehículo eléctrico, y algunos de ellos, de hecho, se lo han agradecido públicamente. Se trata, fundamentalmente, de hacer gestos que demuestren seguridad en la dirección que se espera para un desarrollo: tanto el vehículo eléctrico como la inteligencia artificial van a estar en absolutamente todas partes, y por tanto, deberán acabar siendo tecnologías abiertas y transparentes.
De hecho, en el documento fundacional de xAI se deja claro que el propósito de la compañía es el que es, «entender la verdadera naturaleza del universo», asignando un claro valor a la idea de «inteligencia artificial explicable» como un valor moral, y sin más mención a beneficios ni nada por el estilo.
Obviamente, eso no quiere decir que haya que llevarlo a cabo perdiendo dinero, y de hecho, las dos rondas de financiación de la compañía han servido para capitalizarla razonablemente bien y para que, en lo mejor del «Musk style», haya recibido cinco mil millones en fondos de Tesla y haya llegado a un acuerdo para compartir parte de los beneficios de la compañía, en la clara esperanza de que los superordenadores y la tecnología que xAI están desarrollando se convierta en una fuente de ventaja competitiva para ella.
Ahora, Elon Musk incorpora un nuevo generador de imágenes a Grok, llamado Aurora, que funciona bastante bien y carece de la mayoría de las restricciones habituales en este tipo de asistentes, lo que lo hace bastante atractivo. Pero además, lo abre para que pueda ser utilizado por todos los usuarios con una restricción de diez peticiones cada dos horas, lo que incorpora al asistente a la pléyade de herramientas generativas en manos del público y posibilita, vía una herramienta como X, que crezca en popularidad hasta… ya veremos dónde. Algo que, por otro lado, e independientemente de lo que cada uno quiera pensar y opinar sobre Musk, no tiene por qué ser del todo malo. Por el momento, uno más para la fiesta, una opción más a probar en determinadas ocasiones, y una aproximación, como mínimo, diferente.
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