En España tenemos muy buenos profesionales dedicándose a la enseñanza en las autoescuelas, motivo para sentirnos bastante orgullosos. En la mayoría de estos centros, nos enseñan a conducir de una forma estándar. Es decir, de forma progresiva y sin hacer animaladas al volante. Aquí, tenemos poco que objetar al respecto.
Sin embargo, cuando ya tenemos muchas «horas de vuelo», es normal que nos surjan una serie de dudas a la hora de conducir. Muchas de ellas van relacionadas con el propio cambio manual. Y es que, en las autoescuelas nos enseñan a pasar de marcha de una en una, como es lógico. Otra cosa es que, en la práctica, hay situaciones en las que se puede llegar a pensar que tiene cierta lógica saltarse una velocidad.
¿Se puede o no se puede conducir saltando marchas? Si necesitas una respuesta rápida, aquí la tienes: sí, se puede. ¿Se debe? Depende de qué objetivo estés buscando. Las cajas de cambio están diseñadas precisamente para que la transición entre una marcha y la siguiente o la anterior sean suaves. Saltarlas puede traducirse en una conducción brusca, o incluso en daño en el motor si hacemos un mal cambio.
Si no entiendes muy bien a lo que nos referimos, quédate a leer esta entrada con nosotros. Te garantizamos que, una vez asimiles lo que te vamos a contar, vas a poder saber si puedes o no saltar marchas en cada momento y qué debes hacer para que esta maniobra no se traduzca en daños mecánicos a tu coche.
Comprendiendo las revoluciones del motorRendimiento a bajas vueltasPar máximoPotencia máximaZona rojaSaltar marchas – Cambio ascendenteCaso práctico #1:Caso práctico #2:Saltar marchas – Cambio descendenteCaso práctico #1Caso práctico #2
Comprendiendo las revoluciones del motor
Motor y caja de cambios trabajan de la mano tan pronto como soltamos el pie del embrague. En función de la velocidad a la que circulemos y la marcha que tengamos engranada, el motor estará trabajando en un número determinado de revoluciones por minuto.
Pues bien, antes de ponerte a saltar marchas o a hacer cualquier técnica de conducción deportiva asociada al cambio de marchas, tienes que comprender algo básico. Los motores no tienen un rendimiento lineal en todo el rango de revoluciones:
Rendimiento a bajas vueltas
A muy bajas vueltas, como pueden ser 1.000 RPM en un motor diésel o menos de 2.500 en uno de gasolina atmosférico, no importará lo que pisemos el pedal del gas. La aceleración va a ser lenta, la combustión va a ser ineficiente y el consumo se va a disparar sin que experimentemos la aceleración que buscamos.
Par máximo
En segundo lugar tenemos el rango de par, que viene a ser el «punto dulce» de todo motor. Esto ya lo hablamos en profundidad en el artículo sobre qué es el par motor del coche y cómo se calcula.
En este rango de revoluciones, el coche responde muy bien al pedal del acelerador. Los cilindros se llenan perfectamente y existe una relación perfecta entre prestaciones y consumo. Cada motor tiene su rango de par máximo. En los motores turbodiésel suele estar alrededor de las 2.000 RPM, mientras que en los gasolina suele estar más arriba, por encima de las 3.500-4.000 RPM.
Potencia máxima
Más arriba en el cuadro, tenemos la potencia máxima. Tengamos un coche gasolina o diésel, este fenómeno lo vamos a experimentar siempre cuando la aguja del tacómetro esté cerca de la zona roja.
No es un rango para quedarse en él ni para sobrepasarlo. Lo normal es que estiremos la aguja hasta la zona de potencia máxima cuando queremos aceleración, con el objetivo de saltar inmediatamente a una marcha superior.
Zona roja
Si sobrepasamos el rango de la potencia máxima, llegaremos al terreno prohibido: la zona roja. Si, por ejemplo, apuras la tercera en una autovía y decides no cambiar de marcha, probablemente llegues al máximo de revoluciones que permite tu motor.
Tan pronto como sobrepases la zona de potencia máxima, notarás que el vehículo deja de ganar aceleración al mismo ritmo, y el consumo se disparará. ¿Qué ocurrirá a continuación? Fácil. La centralita de tu motor detectará que hay un completo garrulo al volante. Y para no autodestruirse, cortará la inyección del motor para que caigan las revoluciones. Quédate con esto, porque si saltas marchas de forma descendente de forma muy brusca, este mecanismo no va a poder salvarte. Lo entenderás un poco más adelante.
Saltar marchas – Cambio ascendente
Comprendemos ya lo básico de las revoluciones y ahora, vamos con los saltos de marcha. Vamos a comenzar con el menos nocivo de los casos: el salto ascendente. Por ejemplo, en el caso de que circulemos en tercera y nos dé por pasar a quinta sin pasar por la cuarta velocidad.
¿Se puede hacer esto? Rotundamente sí. ¿Deberías hacerlo? Depende de qué objetivo tengas en mente. ¿De qué depende? De las revoluciones a las que vayas antes de hacer el cambio. De ahí que te haya dado la chapa con este tema en el bloque anterior.
Vamos con un par de casos para explicarlo como se merece con un coche que me sé de memoria, el Peugeot 308 1.6 VTi 120 CV del año 2008.
Caso práctico #1:
Supongamos que vamos en ciudad a 40 km/h en tercera marcha. El motor irá aproximadamente a 2.200 RPM. Un rango que está bastante por debajo del par máximo. Si saltamos directamente a quinta, va a pasar lo siguiente:
El motor pasará a un régimen de unas 1.300 RPM. Para un motor atmosférico de gasolina como este, será como dejar de tener el control sobre la máquina. Si además, estamos en una cuesta ascendente, podríamos llegar incluso a calar el motor.Además, el coche va a dar un pequeño e incómodo salto si hacemos el cambio muy rápido. El embrague tendrá que hacer el trabajo de igualar las revoluciones.
Caso práctico #2:
Mismo coche. Carril de aceleración para entrar en una autovía con velocidad máxima de 120 km/h. Vamos en tercera y apuramos el cuentarrevoluciones hasta el máximo. A 6.000 vueltas, estaremos ya a unos 115 km/h. ¿Puedo meter quinta? Sí.
¿Por qué? Pues porque no necesitas ya acelerar mucho más. Estás ya a la velocidad de la vía —o muy cercana a ella— y lo que buscamos ahora es reducir el consumo poniendo una marcha más larga. Obviamente, haremos esto siempre y cuando estemos en un terreno llano o en una situación que no nos exija poco después hacer una maniobra rápida.
Además, haciendo este cambio, el motor se nos pondrá a unas 3.500 revoluciones. Estaremos ligeramente alejados de la zona de par máximo, pero el coche responderá al pedal, cosa que es importante.
Saltar marchas – Cambio descendente
Lo peor que te puede pasar en el caso anterior es que cales el coche aun estando en movimiento y que algún conductor te toque el claxon o que incluso te insulte. Es poca cosa en comparación con lo que puede ocurrir si haces mal un salto de marcha descendente. ¿Por qué? Porque puedes hacer un daño irreversible a tu motor.
Cuando vayas a introducir una marcha inferior en tu coche, siempre tienes que estar seguro de que esa marcha que va a entrar permite la velocidad a la que estás circulando. No es necesario que pintes el diagrama del cambio para tu coche como en la imagen que hemos puesto antes. Es cuestión de pura sensatez:
Caso práctico #1
Seguimos con el mismo Peugeot. Vamos por una autovía por el carril derecho a 80 km/h. El vehículo de delante comienza a ralentizarnos y queremos adelantarlo con una maniobra rápida y segura. En quinta, a 2.500 RPM, sabemos que el coche no va a responder nada bien. Podríamos bajar a cuarta, pero lo ideal de verdad es bajar a tercera, donde el motor se pondrá a 4.200 RPM. Justo la zona de par.
¿Puedo bajar las dos marchas de golpe? Sí, pero con matices. El coche va a 80 km/h y en tercera podemos circular perfectamente a esa velocidad. El problema es que el freno motor va a entrar muy fuerte al reducir la marcha. Notaremos una sacudida importante, ya que el embrague tendrá que hacer el trabajo de igualar la diferencia de revoluciones que hay entre el motor y la tercera marcha.
Como te decimos, en este caso práctico, puedes bajar las dos marchas de golpe. No obstante, hay una técnica maravillosa que puedes hacer en esta situación y que te va a permitir hacer la reducción de forma segura, sin notar la sacudida y sin gastar más embrague de la cuenta. Te lo explicamos en esta entrada sobre cómo se hace el doble embrague y en qué casos interesa ponerlo en práctica. Y es que, justo este, es uno de esos casos en los que interesa ponerlo en práctica.
Caso práctico #2
Para finalizar, vamos a contarte el caso que NO tienes que hacer. Es decir, una situación en la que, si haces un salto de marcha descendente, te puedes cargar el motor.
Supongamos que vamos a 100 km/h por una autovía. Con el coche del ejemplo, circularemos a unas 4.000 revoluciones en cuarta marcha. ¿Es posible aquí meter segunda? Rotundamente, no.
Como podemos ver en el gráfico, el motor está diseñado para girar, en el peor de los casos, a 7.000 RPM. Pasar de cuarta a segunda a 100 por hora y sin pisar el freno sería un completo disparate. Las revoluciones subirían por encima de las 7.500 y el mecanismo del corte de inyección puede que actúe, pero no lo suficientemente rápido como para evitar daños al motor.
Aunque te hemos explicado esto con gráficos, diagramas del cambio y todo esto, no hace falta que te estudies nada. Simplemente, hay que aplicar la lógica. ¿Puede tu coche ponerse a 100 km/h en segunda marcha? Si la respuesta es «no», entonces no puedes meter esa marcha haciendo un salto.
De todas formas, lo ideal sigue siendo bajar las marchas de una en una. Es lo más seguro si no somos muy habilidosos al volante. Para los conductores que sí que tienen ciertas habilidades, en estos casos en los que se quieren realizar reducciones fuertes, hay técnicas como el punta-tacón que pueden ser muy útiles, aunque bastante complejas de aprender.
El artículo Qué pasa si te saltas una marcha al cambiar, ¿puedes romper el coche? fue publicado originalmente en Urban Tecno.
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