Qué es la guiñada del coche y por qué deberías tener cuidado con ella

La guiñada es un término vinculado a la conducción que no muchos usuarios conocen y que es clave para entender la dinámica de cualquier coche, ya que sus efectos están ligados de forma directa tanto a la estabilidad como al comportamiento del vehículo cuando se encuentra en movimiento. Este fenómeno, conocido en inglés como ‘yaw’, es uno de los grandes desconocidos para un alto número de conductores, pese a su importancia, lo que provoca que muchos usuarios no sepan de su impacto y qué medidas tomar para controlarlo.

En este artículo vamos a intentar definir qué es la guiñada desde un prisma físico y a partir de este punto conocer cuáles son las causas y efectos de este movimiento, cómo afecta a la conducción en nuestro día a día y qué soluciones tiene un conductor para mitigar su incidencia en pos de una conducción más segura y eficiente. De esta forma, la guiñada pasar a ser un término tan conocido como los caballos fiscales o el par motor del coche.

Qué es la guiñadaFactores que provocan la guiñadaInercia y velocidad del vehículoAgarre y estado de los neumáticosEstado de la carreteraDistribución de pesos en el vehículoCómo afecta la guiñada a la conducciónQué hacer como conductor ante un exceso de guiñadaLa tecnología como aliada contra la guiñada

Qué es la guiñada

La guiñada se refiere al movimiento de rotación de un vehículo alrededor de su eje vertical imaginario. Para entenderlo de una manera muy gráfica, este es el eje que atraviesa el vehículo desde el techo hasta el suelo, en un punto cercano a su centro de gravedad. Y a partir de este eje se define uno de los tres movimientos básicos que sufre un vehículo cuando se encuentra en circulación, junto al cabeceo -movimiento hacia adelante y hacia atrás- y el balanceo -movimiento lateral de lado a lado.

Este movimiento se manifiesta especialmente cuando el conductor gira el volante, generando una rotación del vehículo hacia la dirección que se desea. Aunque es un fenómeno natural en la conducción, una guiñada excesiva o incontrolada puede llegar a comprometer la estabilidad del vehículo, especialmente en curvas cerradas, maniobras bruscas o a altas velocidades.

Un exceso de velocidad o un giro brusco puede reducir el agarre y, por lo tanto, aumentar la guiñada

Factores que provocan la guiñada

El movimiento de guiñada no ocurre de manera aislada, sino que nace como resultado directo de una interacción compleja entre varios factores. Comprender estas causas es esencial para conocer la naturaleza de este movimiento y reducir los riesgos asociados cuando se produzca una guiñada excesiva o incontrolada.

Inercia y velocidad del vehículo

La inercia juega un papel crucial en la guiñada. Cuando un vehículo circula en línea recta y el conductor gira el volante, las fuerzas laterales que actúan sobre el coche intentan desviarlo de su trayectoria inicial. A mayor velocidad, estas fuerzas son más intensas, aumentando de esta forma la magnitud de la guiñada.

En este contexto tan definido, un exceso de velocidad puede hacer que el conductor llegue a perder el control del vehículo, especialmente en curvas pronunciadas, donde el cambio de dirección es más drástico y la guiñada, por lo tanto, es más alta. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el movimiento del vehículo no sólo atiende a los conceptos puramente físicos.

Agarre y estado de los neumáticos

Los neumáticos son el único punto de contacto entre el vehículo y la carretera, y su capacidad de agarre determina en gran medida la intensidad de la guiñada. Por este motivo, cuando nos encontramos con superficies mojadas, heladas o resbaladizas, el coeficiente de fricción disminuye, dificultando la adherencia del neumático y por lo tanto aumentando la guiñada.

En esta línea, unos neumáticos que presentan un mal estado, con una profundidad de dibujo insuficiente o una presión incorrecta, también pueden agravar el riesgo de derrapes, lo que incrementa la intensidad de la guiñada y dificulta la recuperación del control. Al final, la adherencia evita que se dispare la guiñada.

El estado de la carretera y el nivel de agarre de los neumáticos también son factores que influyen en la guiñada

Estado de la carretera

El diseño y estado de la carretera también tienen un impacto significativo en la guiñada. Las curvas cerradas generan ángulos de guiñada más pronunciados, mientras que irregularidades como baches o pendientes pueden desestabilizar el vehículo. En carreteras sinuosas o montañosas, es fundamental ajustar la velocidad y anticiparse a las condiciones del terreno para minimizar el riesgo de una guiñada incontrolada y, por extensión, la pérdida de control del vehículo.

Distribución de pesos en el vehículo

Un coche con una distribución de peso desequilibrada es más propenso a sufrir guiñadas descontroladas. Si el peso se concentra en la parte trasera o en un lado del vehículo, la estabilidad general se ve comprometida cuando se lleva a cabo un giro. Transportar cargas pesadas sin asegurarlas adecuadamente o llevar equipaje mal distribuido puede influir negativamente en la dinámica del coche, aumentando el riesgo de accidentes al aparecer una guiñada fuera de control.

Cómo afecta la guiñada a la conducción

Una guiñada descontrolada puede tener consecuencias graves, especialmente en escenarios donde la estabilidad del vehículo es crucial. En curvas cerradas, si el conductor no ajusta la velocidad o el ángulo de giro de manera adecuada, el vehículo puede experimentar sobreviraje o subviraje. Esto puede llevar a derrapes, salidas de la carretera o colisiones con otros vehículos. Durante maniobras de emergencia, como esquivar un obstáculo repentino, la guiñada puede ser más pronunciada, dificultando el control del coche, por lo que hay que gozar de cierta habilidad para completar este tipo de maniobras con éxito.

Además, hay que tener en cuenta que según aumenta la velocidad, la intensidad de la guiñada se amplifica, y las correcciones necesarias para mantener el control se vuelven más complejas. Esto es particularmente peligroso en autopistas, donde los márgenes de error son menores y las consecuencias de una pérdida de control son más severas que cuando se rueda en carreteras en las que se va a menos velocidad.

Una conducción preventiva es una de las mejores herramientas para evitar un exceso de guiñada

Qué hacer como conductor ante un exceso de guiñada

Adoptar hábitos de conducción responsables y realizar un mantenimiento adecuado del vehículo son las mejores formas de reducir los riesgos asociados a la guiñada. Esto implica en primer término realizar una conducción preventiva en la que es importante mantener una velocidad adecuada tanto a las condiciones de la vía como a las propias características del vehículo. Además, como conductores hay que procurar evitar maniobras bruscas como frenazos repentivos o volantazos que pueden generar giros inesperados y descontrolados del vehículo.

En el apartado de mantener el vehículo en perfectas condiciones, como conductores existe la responsabilidad de revisar el estado de los neumáticos, procurando que estos mantengan una presión adecuada. Cuando estén desgastados, hay que reemplazarlos en tiempo y forma. A su vez, también hay que procurar distribuir el peso de manera uniforme dentro del vehículo para que la carga no afecte a la estabilidad del vehículo y descontrole la guiñada.

El ESP puede ser uno de los grandes aliados para evitar los efectos de un exceso de guiñada

La tecnología como aliada contra la guiñada

Aunque la guiñada es un fenómeno natural en la conducción, comprender su dinámica y los factores que la afectan es esencial para garantizar la seguridad vial. También conducir de manera responsable y mantener el vehículo en buen estado nos ayudará a controlar la guiñada, aunque en este ‘ejercicio’ siempre podemos contar con la ayuda de los sistemas de asistencia modernos. De hecho, los avances tecnológicos han llevado al desarrollo de sistemas de control diseñados específicamente para minimizar los efectos negativos de la guiñada. Entre ellos, el Electronic Stability Program (ESP) es uno de los más destacados.

El ESP monitorea continuamente la trayectoria del vehículo mediante sensores que detectan el ángulo de giro, la velocidad y la rotación del coche. Cuando identifica una guiñada excesiva o un derrape inminente, interviene automáticamente ajustando la potencia del motor y aplicando presión en los frenos en una o varias ruedas de manera individual para corregir la trayectoria. Por ejemplo, si el vehículo está subvirando (pierde adherencia en las ruedas delanteras), el ESP frenará las ruedas traseras para redirigir el coche. En caso de sobreviraje (pérdida de adherencia en las ruedas traseras), frenará las delanteras para recuperar el control.

Si bien el ESP es un gran aliado y una herramienta invaluable para mejorar la seguridad, no reemplaza la responsabilidad del conductor. Al final, este sistema es más efectivo en situaciones donde las fuerzas que causan la guiñada no superan los límites físicos del vehículo. Por eso, conducir a velocidades extremadamente altas, realizar maniobras bruscas o ignorar las condiciones de la carretera puede superar las capacidades del ESP y que la situación pueda derivar de igual forma en un accidente.

El artículo Qué es la guiñada del coche y por qué deberías tener cuidado con ella fue publicado originalmente en Urban Tecno.

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