Un grupo de arqueólogos se topan con un desconocido pozo de rituales romano. Dentro había un hueso del pene de un perro

Aprendemos acerca de las antiguas civilizaciones a base no solo de textos, monumentos o historias que han perdurado en el tiempo, sino de vestigios que son hallados bajo tierra y que esperan a ser descubiertos por los seres humanos de nuestra era. En esta ocasión, tendremos que volver a Gran Bretaña para conocer qué hallazgo se ha producido en uno de sus condados al sudeste de Inglaterra.

Rituales romanos en la provincia de Bretaña

Un reciente artículo publicado en la revista científica Oxford Journal of Archaeology nos ha permitido conocer el descubrimiento de un yacimiento arqueológico en el que se ocultaban los restos de hasta 21 personas y centenares de animales, entre los que destacaba un curioso recuerdo de un perro. De hecho, el can dejó su huella en el tiempo en forma de hueso del pene pintado.

Ellen Green, autora principal del artículo, ha explicado al medio IFL Science que «no existen otros ejemplos publicados de huesos teñidos de ocre de la época de los romanos o de la Edad de Hierro» y que, además, «parece probable que este hueso represente algún tipo de artículo ritual«. Y es que el condado de Surrey parece estar plagado de estos yacimientos, aunque lo habitual es encontrar ofrendas, que suelen estar relacionadas con el inframundo.

Imagen del pozo excavado en el condado de Surrey

Eso sí, los restos de perros parece que son comunes en estos pozos romanos, dado que su presencia se asociaba con los dioses romanos de la abundancia y la fertilidad. Ellen Green quiso aprender más acerca de este tipo de ofrendas y es por ello que decidió investigar un pozo que había sido ya excavado en 2015 en el condado de Surrey. Ella misma afirma:

El pozo de Nescot es inusual en la escala de disposición, con una colección de huesos de alrededor de 11.400 fragmentos identificables, representando un mínimo de 282 animales y 21 humanos.

El yacimiento data del primer o segundo siglo de nuestra era, dado que en el mismo también se halló una moneda que pertenecía al año 77 d.C. Como curiosidad, de entre todos los restos humanos, únicamente un esqueleto parecía estar conservado en estado articulado, mientras el resto habían sido movidos y algunos de sus huesos se habían quitado. El cuerpo intacto parece pertenecer a una mujer de 45 años.

Respecto a los restos de animales, el 70% de ellos pertenecían a perros, el estudio afirma que podrían ser perros pequeños, sobre todo de la raza terrier, y el resto a crías de cerdos o caballos. La presencia de tantos animales indica que, efectivamente, este pozo podía estar albergando los restos de un ritual romano conectado con los nacimientos, la fertilidad y la reproducción.

Imagen del hueso de pene de perro pintado, hallado en el condado de Surrey

Y sí, entre los restos hallados también se encontraba el hueso de un pene de perro, también conocido como báculo. El hueso estaba pintado con un pigmento de óxido de hierro, podría ser ocre rojo, y su manipulación tiene » obvias connotaciones, particularmente debido a la fuerte relación entre perros y fertilidad en la Bretaña romana», según palabras de Ellen Green.

El yacimiento, por tanto, pudo ser creado para dar paso a una época de abundancia, de nuevas vidas y de un nuevo ciclo agrícola. Ellen asegura, finalmente, que la presencia de la muerte «se convierte en un símbolo potencial de la nueva vida y la regeneración, añadiéndose al siempre creciente tapiz de creencias romano-británicas».

El artículo Un grupo de arqueólogos se topan con un desconocido pozo de rituales romano. Dentro había un hueso del pene de un perro fue publicado originalmente en Urban Tecno.

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