El ser humano tiene una importante misión: proteger a los más pequeños de los peligros del plástico y los químicos

Podría ser una frase demasiado utilizada, pero la realidad es que las niñas y niños del planeta forman parte de su futuro y, por tanto, del éxito de que el ser humano continúe demostrando su capacidad de liderazgo y fortaleza en la Tierra. Sin embargo, son muchos peligros los que se ciernen sobre los infantes, entre los que destacan dos elementos capaces de poner en jaque sus organismos desde una temprana edad.

El incremento de las enfermedades no transmisibles escala en los más pequeños

No lo decimos nosotros. La realidad es que los más pequeños cada vez están expuestos a materiales más nocivos. Ahora, gracias a un artículo publicado en la revista científica New England Journal of Medicine, tenemos constancia de que debemos levantarnos contra los efectos negativos de las industrias químicas. Y tenemos un alarmante dato para que puedas reflexionar: el número de niños y niñas que han muerto en los últimos 50 años por enfermedades no transmisibles ha aumentado exponencialmente.

Las enfermedades no transmisibles, por si desconoces el significado del término, son aquellas que no se consideran infecciosas y la principal causa de muerte a nivel global. Daniele Mandrioli, director del Centro de Investigación de Cáncer Cesare Maltoni, asegura en declaraciones recogidas en The Guardian:

La evidencia es tan abrumadora y los efectos de los químicos manufacturados son tan disruptores para los niños, que la inacción ya no es una opción. Nuestro artículo subraya la necesidad de un cambio de paradigma en las pruebas químicas y en las regulaciones para salvaguardar la salud de los niños y niñas.

El estudio, del que Daniele Mandrioli es coautor, nos deja un reguero de datos realmente alarmantes. Entre los últimos 50 a 75 años, los ratios de cáncer infantil se han elevado un 35%. Uno de cada 36 niños ha sido diagnosticado con autismo. Se ha triplicado el número de casos de menores con asma y se ha cuadruplicado el número de niños y niñas con obesidad diagnosticada. Si hablamos del género masculino, el número de órganos reproductores con defectos se ha duplicado.

El incremento de este tipo de enfermedades coincide con una era de expansión de la industria química, que ha aumentado la producción en 50 veces desde el año 1950. Philip Landrigan, autor principal del artículo y director del Observatorio Global de la Salud del Planeta, asegura, en el medio WBUR, que «existe un antiguo axioma en medicina y toxicología por el que la dosis hace al veneno, lo que significa que cuanto mayor la dosis, mayor es el daño».

Y no estamos hablando de la exposición de los menores después de nacer solamente, sino también de los efectos de estos químicos y plásticos en las madres embarazadas. Los investigadores declaran que el esfuerzo debe ser colectivo, implicando a la sociedad, las industrias pertinentes y las instituciones. Philip Landrigan afirma:

Lo esencial de nuestra recomendación es que los químicos deberían ser probados antes de que lleguen al mercado y no deberían ser dados por inocentes solamente para hallarse que son dañinos años y décadas después.

Por supuesto, tras su llegada a la población, estos productos deberían continuar siendo monitorizados por los gobiernos y agencias pertinentes, dado que, en ciertas ocasiones, sus efectos aparecen a muy largo plazo, cuando las investigaciones y pruebas parecen estar ya cerradas.

El artículo El ser humano tiene una importante misión: proteger a los más pequeños de los peligros del plástico y los químicos fue publicado originalmente en Urban Tecno.

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