Que Elon Musk figurase en la lista de los mejores jugadores del mundo de Diablo era algo, cuanto menos, sospechoso. Decirlo a estas alturas de la película no tiene ningún mérito, más todavía cuando el propio magnate ha admitido que para conseguirlo recurrió a mecanismos poco lícitos, como pagar a otros jugadores para que mejorasen su personaje o para adquirir objetos potenciadores dentro del juego. Sin embargo, todo este asunto ha hecho que este videojuego –y otros a los que el hombre más rico del mundo es aficionado– hayan ganado notoriedad en las últimas semanas.
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