A estas alturas, imaginamos que ya has oído hablar de los incendios que están arrasando el área metropolitana de Los Ángeles y sobre los que te hemos hablado anteriormente, cuando te contábamos cómo uno de los laboratorios de la NASA estaba en peligro. Dado que llevamos casi todo el mes teniendo que soportar imágenes desgarradoras, parece lógico pensar que existen motivos de peso para explicar estos incendios tan virulentos. Y sí, el cambio climático parece estar de su lado.
El cambio climático ayuda a los incendios
La costa sur de California es conocida por su clima similar al que tenemos en el Mediterráneo. Esto significa que los incendios forestales no solo son habituales entre julio y septiembre, sino que forman parte de su ecosistema. Diversos factores ayudan a que se produzca, como la baja humedad, las altas temperaturas o la falta de precipitaciones, aunque no siempre es en verano cuando asolan la zona. Debido a la actuación de los conocidos vientos de Santa Ana, incluso en otoño e invierno se pueden propagar.
Hablamos de un fenómeno que no es extraño que suceda entre los meses de octubre y marzo, tal y como ocurre en las últimas semanas, aunque también es común que la temporada de lluvias, normalmente entre octubre y diciembre, anule sus efectos. Sin embargo, el área más afectada por los actuales incendios lleva sin ver precipitaciones significativas desde mayo de 2024. Tal y como se asegura en la página web del World Weather Attribution, el cambio climático provocado por el ser humano también tiene incidencia en estos eventos.
Científicos de países como Reino Unido, Dinamarca, Países Bajos, Bélgica, Francia, Estados Unidos y Suecia creen haber descubierto las claves que explican la conexión entre los incendios registrados en California y el cambio climático. En primer lugar, la costa sur de California es propensa a grandes incendios, con algunas áreas necesitadas de acciones previas para evitar la rápida propagación. Será tras el fin de los incendios cuando se pueda valorar si estas acciones fueron o no suficientes.
Existen condiciones que determinan la probabilidad de que los incendios ocurran con más virulencia y parece que aunque la tendencia no es lineal, las condiciones se están incrementando con el paso de las décadas. A través de modelos climáticos, se está empezando a comprobar que el calentamiento global provocado por los combustibles fósiles hace que los incendios en enero sean un 6% más intensos y un 35% más probables. Si el mundo se calentase en 2,6º C, la probabilidad aumentaría otro 35%.
También se ha podido comprobar que la temporada seca alrededor de Los Ángeles dura, en la actualidad, 23 días más que en la era preindustrial, lo que, evidentemente, sugiere que la actuación del ser humano en los designios de la Tierra está ayudando a retrasar esta época. Por desgracia, este retraso lleva aparejado que se solape con la época de los vientos de Santa Ana, lo que provoca un cóctel muy peligroso, tal y como estamos comprobando en las últimas semanas. ¿Necesitas más motivos para empezar a actuar contra el cambio climático?
El artículo Los científicos lo tienen muy claro: se puede echar la culpa del incendio de Los Ángeles al cambio climático fue publicado originalmente en Urban Tecno.
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