Los coches eléctricos ofrecen varias ventajas respecto a los de gasolina, tanto a nivel económico como ambiental. Son más sostenibles con el medio ambiente al no generar gases contaminantes como CO2 o partículas en suspensión. Además, su mantenimiento es más barato al no requerir cambios de aceite, filtros o correas, y tienen menos piezas móviles. Por otro lado, tienen acceso a zonas restringidas, ya que muchas ciudades con restricciones anticontaminación (como Madrid), no todos los vehículos pueden circular por ciertas calles.
Sin embargo, los coches eléctricos también presentan desventajas frente a los de gasolina. La primera es que, en la mayoría de los casos, son más caros. La segunda, es que su autonomía suele ser bastante inferior, lo que sumado a tiempos de carga de hasta 30 minutos, resulta un punto negativo para muchos usuarios. La tercera, es que las baterías, si bien duran muchos años, reemplazarlas sale bastante caro.
Lo que impide a mucha gente pasar de un coche de gasolina a uno eléctrico es precisamente el tema de la batería y su autonomía. No obstante, se ha conseguido un gran avance que podría hacer que duren millones de años, eliminando para siempre esta desagradable limitación.
Un cambio en la tecnología de las baterías sería la «salvación» de los coches eléctricos
Cambiar de electrodos policristalinos a electrodos monocristalinos puede ofrecer enormes beneficios para aumentar drásticamente la vida útil de las baterías. Estos hallazgos han sido publicados en el diario The Electrochemical Society, donde se presenta un «cristalino único del tamaño de una micra», el cual es menos propenso a agrietarse con el tiempo a medida que los iones entran y salen de los electrodos.
Los científicos, según el artículo, compararon una celda de bolsa NMC622 producida comercialmente con electrodos policristalinos con una celda NMC532 monocristalina que se sometió a ciclos manuales más de 20 mil veces durante seis años de pruebas. Esto equivale a más de ocho millones de kilómetros de uso. Los cátodos NMC532 y ánodos de grafito artificial mostraron una pérdida de capacidad notablemente pequeña, incluso después de años y miles de ciclos.
Con este cambio, los próximos vehículos eléctricos contarían con baterías capaces de mejorar drásticamente su longevidad y uso. Esto significa que las baterías de los coches y camiones podrían durar más que los propios vehículos. Cuando un coche o camión llega al final de su vida, las baterías seguirían siendo funcionales, por lo que podrían reutilizarse para otras cosas, como aplicaciones de almacenamiento en red.
La celda monocristalina sería un candidato mucho mejor para aplicaciones de segunda vida, ya que probablemente continuaría funcionando y degradándose de una manera predecible que debería ser fácilmente manejada por un sistema de administración de baterías
El coste de reemplazar la batería de un coche eléctrico varía según el modelo, la capacidad y el fabricante. El rango oscila entre los 5 mil y 20 mil dólares, dependiendo del coche. Por poner algunos ejemplos, reemplazar la batería del Nissan Leaf, que es uno de los vehículos más accesibles, podría costar hasta 8 mil dólares. En el caso del Tesla Model S, el precio alcanzaría los 20 mil dólares. También existen baterías reacondicionadas, que son más económicas y pueden salir por entre 2 mil y 7 mil dólares.
Mientras llega esta tecnología a las baterías de los coches eléctricos, habrá que confiar en que los fabricantes mejoren las «normales» que incorporan en sus vehículos. De momento, el nuevo Cadillac Escalade IQ promete hasta 740 kilómetros de autonomía. El único inconveniente es su precio: parte de los 130 mil dólares.
El artículo Este avance en la fabricación de baterías podría hacer que duren millones de kilómetros. Los coches eléctricos dejarían de tener limitaciones fue publicado originalmente en Urban Tecno.
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