
La forma más lógica de conectar dos islas cercanas es por barco. Sin embargo, las aguas que rodean las islas japonesas de Honshu y Hokkaido son tan peligrosas, que los nipones tuvieron que planificar una de las obras de ingeniería más increíbles de la humanidad. Se trata del túnel Seikan, que se esconde bajo las aguas del Estrecho de Tsugaru.
- Un proyecto nacido de la necesidad
- Características del túnel Seikan
- Un trabajo de 25 años (no exentos de complicaciones)
- Una vía estratégica
- El futuro del túnel Seikan
Un proyecto nacido de la necesidad

Este proyecto nació de una horrible catástrofe: el hundimiento del transbordador de trenes Tōya Maru
La historia del túnel Seikan está desgraciadamente marcada por la tragedia. En 1954, cinco transbordadores ferroviarios se hundieron en el Estrecho de Tsugaru debido a los tifones. Las aguas peligrosas del estrecho se cobraron la vida de 1.430 personas.
De todos estos barcos, el hundimiento del Tōya Maru fue especialmente trágico para el pueblo japonés. El 26 de septiembre de 1954, el transbordador de trenes, que pesaba 3.900 toneladas y tenía 118 metros de eslora, se hundía en aquellas aguas al no poder con la fuerza del tifón Marie, cobrándose 1.153 vidas.
El suceso hizo evidente que había que dar con otra solución para conectar ambas islas. Fue entonces cuando el gobierno japonés dio luz verde a un proyecto que ya se había tanteado unos años antes: la construcción de un túnel ferroviario seguro por debajo del mar. En 1955, el estudio fue aprobado. Aunque la construcción no comenzaría hasta una década más tarde.
Características del túnel Seikan
El túnel Seikan mide 53,85 kilómetros, de los cuales 23,3 kilómetros discurren bajo el lecho marino. Se trata de una obra de ingeniería única en el mundo, con tramos que se encuentran a 240 metros bajo el fondo marino.
El Seikan se inauguró en el año 1988, 6 años antes que el Eurotúnel. Sin embargo, es un proyecto de ingeniería mucho más ambicioso que el del Canal de la Mancha, que está construido realmente a 75 metros de profundidad.
Un trabajo de 25 años (no exentos de complicaciones)

El perfil nos deja ver lo complicado que fue este proyecto [Imagen: Wikipedia]
Los japoneses tardaron 25 años en completar este proyecto. Para asegurarse de que el túnel no acabaría en tragedia como los barcos ferroviarios, el Seikan se diseñó para resistir tanto terremotos como tsunamis. El presupuesto que fue necesario para poner en marcha el túnel también fue astronómico. Se requirió una inversión de 538.400 millones de yenes, equivalentes a 3.600 millones de dólares de la época.
Durante las excavaciones, los ingenieros se enfrentaron a condiciones geológicas especialmente complicadas de tratar. Se utilizaron tuneladoras específicamente diseñadas para resistir la presión submarina y para aguantar las condiciones extremas.
Pese a que utilizaron la mejor tecnología de la que disponían, los 25 años que tardaron en construir el túnel explican por sí mismos que no fue tarea fácil llevar a cabo el proyecto. De hecho, la obra fue cuestionada durante años. Y es que se pensaba que, pese a que era viable sobre el papel, no era posible materializar el proyecto en la vida real.
Uno de los puntos más críticos se produjo durante la excavación, donde una zona con roca volcánica blanda permitió la filtración masiva de agua del mar, colándose en el túnel un caudal de 14 toneladas por minuto. Para frenar el desastre, se tuvieron que inyectar 1.700 toneladas de hormigón.
Una vía estratégica

Hasta la fecha, el túnel Seikan es el más largo que ha sido construido [Imagen: Wikipedia]
El principal propósito del túnel Seikan es ofrecer una conexión ferroviaria ininterrumpida entre las islas de Honshu y Hokkaido, garantizando el transporte continuo de pasajeros y mercancías independientemente de las condiciones climáticas.
El túnel cuenta con dos estaciones submarinas únicas en el mundo: Tappi-Kaitei y Yoshioka-Kaitei. Estas dos no sólo sirven como puntos de escape en caso de emergencia, sino que también albergan sistemas de seguridad avanzados, incluyendo ventiladores de extracción, cámaras de vigilancia y sistemas para poder sofocar un incendio si llegara a producirse.
Durante el invierno, el Seikan es una vía imprescindible. Japón es un país que suele sufrir el azote de tormentas y tifones que llegan a paralizar el transporte marítimo y aéreo. Durante estas épocas del año, el túnel se convierte en la arteria vital para la conexión entre las dos islas.
El futuro del túnel Seikan
A pesar de lo que ha supuesto el Seikan en el ámbito de ingeniería, el túnel tiene un gran competidor durante el resto del año. El abaratamiento de la aviación ha facilitado que muchos potenciales pasajeros prefieran los vuelos cortos en lugar de los viajes en tren. Además, los vuelos permiten conectar la isla con otras ciudades del país en cuestión de minutos en lugar de horas.
El principal problema del túnel a día de hoy es que no puede competir en igualdad de condiciones con los aviones. En el año 2016, la infraestructura se modernizó para poder hacer uso del Hokkaido Shinkansen, el tren bala japonés. Gracias a él, los trenes pueden circular por el túnel Seikan a 140 kilómetros por hora por cada uno de sus tres carriles. Sigue siendo más lento que un avión, pero suficiente para poder seguir siendo competitivo.
El mantenimiento también es otro desafío a tener en cuenta para el futuro. Desde el año 1999, se estima que ha sido necesario emplear más de 30.000 millones de yenes en mantener y mejorar la infraestructura o llevar la conectividad móvil para mejorar la productividad durante los viajes en tren.
El artículo Así es el túnel submarino más largo del mundo: una maravilla de la ingeniería que tardó 25 años en ser construida fue publicado originalmente en Urban Tecno.
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