Nuevos actores y herramientas se incorporan a la guerra de la seguridad en internet

El juego de la ciberseguridad sigue siendo el mismo: defenderse de un ejército fantasma ávido de datos y sistemas con los que extorsionar, defraudar, robar, manipular o alterar instituciones y personas. Pero el tablero está cambiando. Atacantes soportados por Estados emergentes que hasta ahora no eran significativos se van incorporando y la hiperconexión de empresas y usuarios con un entorno cada vez más digitalizado deja miles de frentes abiertos —principalmente infraestructuras críticas, educativas y sanitarias—, en los que ya no valen las defensas clásicas. Y también hay nuevas reglas. Defensores y atacantes ya no tiene un dado de caras limitadas que condicionan sus estrategias. La inteligencia artificial (IA) se ha sumado para aportar una herramienta versátil, mutante y adaptable, capaz de multiplicar las opciones del juego.

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