Kyle Harper, profesor de historia clásica, tajante sobre cómo fue en realidad la caída del Imperio romano: «los gérmenes son mucho más mortíferos que los germanos»

El Imperio romano nos ha dejado un legado sobresaliente en Europa, Asia y África. De hecho, España cuenta con una de las joyas más veneradas por los expertos en historia de este imperio, Mérida, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sin embargo, lejos de maravillas de la arquitectura, ¿cómo pudo caer el Imperio romano?

El fatal destino de Roma

Kyle Harper cree tener la respuesta a la caída del Imperio romano en uno de sus más interesantes libros. Sin embargo, presentemos como se merece al experto historiador. En efecto, estamos ante un historiador estadounidense especializado en historia antigua y, más concretamente, en el Imperio romano. Nacido en 1979, Kyle Harper es profesor, vicepresidente y rector del departamento Classics and Letters de la Universidad de Oklahoma.

Puede que hayas escuchado infinidad de teorías acerca de la caída de Roma, aunque, en esta ocasión, te daremos un punto de vista totalmente diferente. Como breve resumen, Kyle Harper menciona el cambio climático y una enfermedad como factores que profundizaron en la disolución de uno de los grandes imperios de la era moderna de la humanidad.

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Para conocer de qué se trata exactamente, tenemos que hablarte de su libro El fatal destino de Roma: Cambio climático y enfermedad en el fin de un imperio. Tal y como reza su descripción, el historiador «nos ofrece una nueva visión de la decadencia y caída del Imperio romano, que nos descubre el papel determinante que el cambio climático y las enfermedades infecciosas tuvieron en su ruina». Pero, ¿cómo es esto posible?

Ya el clima tuvo mucho que ver con la expansión del Imperio romano, dado que «el crecimiento de los mercados alimentó la expansión empresarial y las instituciones romanas incentivaron deliberadamente la ocupación de tierras marginales». Además, «el auge económico del África romana se logró gracias a la construcción de acueductos, pozos, cisternas, terrazas, diques, embalses…».

Eso sí, el clima también tuvo culpa de su caída. Parece que entre los años 530 y 540 d.C. se produjo una corta Edad de Hielo, debido a diferentes erupciones volcánicas, lo que provocó la creación de una capa en la atmósfera que no permitía que llegase toda la luz del Sol. Sin embargo, una frase describe perfectamente el remate final al imperio: «los gérmenes son mucho más mortíferos que los germanos».

Dado el tamaño de Roma, un millón de habitantes en su época de máximo esplendor, la cantidad de ratas, moscas y animales que transportaban enfermedades también era grande. Fue en la década del 160 cuando la primera gran pandemia se extendió por la ciudad, la denominada peste antonina, llamada así por el emperador de la época, y acabó con en 20% de la población.

A partir de entonces, junto con un golpe mortal a la economía, la política y el estamento militar, menos gente en condiciones de combatir, el Imperio romano fue perdiendo su poder para acabar pereciendo hasta tu final. Y es que aunque el gigante sea monstruoso, todos acabamos siendo pasto del cambio climático y las enfermedades.

El artículo Kyle Harper, profesor de historia clásica, tajante sobre cómo fue en realidad la caída del Imperio romano: «los gérmenes son mucho más mortíferos que los germanos» fue publicado originalmente en Urban Tecno.

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