
En las concurridas calles del Eixample de Barcelona, un peculiar acompañante ha captado la atención de vecinos y turistas por igual: Khlipper, un perro robot propiedad de Enrique Lucea. Este cuadrúpedo mecánico, vestido con un chaleco de cuadros y una placa identificativa, imita con sorprendente realismo los movimientos de un can real, llegando a saltar, sentarse y dar la patita. Su presencia no solo provoca sonrisas y curiosidad entre los transeúntes, sino que también suscita diversas reacciones entre los perros de carne y hueso, que oscilan entre la curiosidad y la cautela al interactuar con él.
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