No se puede escapar del aburrimiento. Aunque hay una salida que parece fácil: ante el más mínimo indicio de tedio, el primer reflejo es coger el móvil y zambullirse en el escrol infinito que ofrecen plataformas como Instagram, YouTube y TikTok. Así pueden pasar 10, 15, 20 minutos en los que desfilan desde vídeos de gatos mirándose al espejo por primera vez, hasta reseñas de productos virales de supermercado. Al final, con más o menos esfuerzo, la succión del algoritmo hace mella y el dispositivo queda a un lado. Entonces, sorpresa, la sensación de aburrimiento no solo persiste, sino que se ha intensificado.
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