Es un negocio que mueve miles de millones de dólares cada año y que parece importar poco o nada a los países involucrados en algunas de sus fases. Sin embargo, un reciente artículo publicado en la revista científica Frontiers in Conservation Science nos invita a conocer la historia de unos roedores que han sido entrenados para ayudar a que el tráfico ilegal de animales pueda ser detenido.
Ratas gigantes contra el tráfico ilegal
Isabelle Szott y Kate Webb son dos investigadoras pertenecientes a la organización sin ánimo de lucro belga APOPO y coautoras del estudio que te mencionábamos anteriormente. El uso de ratas gigantes, científicamente conocidas como Cricetomys ansorgei, para detectar minas en zonas donde han existido conflictos y para detectar tuberculosis es uno de los servicios que ofrecen en diferentes países y al que ahora hay que añadir el descubrimiento de tráfico ilegal.
Después de haber entrenado a más roedores, parece que la investigación ha conseguido que estos sean capaces de detectar algunos de los objetos más demandados en el mercado negro del tráfico de animales. Estamos hablando, por ejemplo, de cuernos de rinoceronte, marfil de elefante, escamas de pangolín o el árbol africano conocido como granadillo negro.
Durante el entrenamiento llevado a cabo en el marco del estudio, las ratas gigantes han sido capaces de detectar con precisión los materiales ilegales ocultos en contenedor, incluso si estos se encontraban enmascarados con otros olores. De hecho, las falsas alarmas se han mantenido por debajo del 2%. Las investigadoras aseguran que han elegido los materiales anteriormente mencionados, dado que entre 2015 y 2021 estos representaron el 73% de todas las incautaciones de tráfico ilegal de vida salvaje.
Y puede que estés pensando que este es un gran problema económico, pero también es un gigantesco problema que se está describiendo como una crisis de la biodiversidad. En la actualidad, existen maneras de luchar contra el tráfico ilegal, pero son realmente costosas y, en muchos casos, difíciles de lidiar desde el ámbito político. Se ha probado a escanear con rayos X contenedores en los puertos más concurridos, pero este es un método costoso y difícil de implementar.
Es por ello que el uso de las Cricetomys ansorgei es una alternativa a explorar en el futuro, ya que es un método mucho más económico. Kate Webb, una de las autoras de la investigación, ha asegurado en el medio New Scientist que:
Las ratas tiene un particular conjunto de habilidades que pueden complementar a las herramientas de detección. Pueden ser transferidas fácilmente entre entrenadores y son lo suficientemente pequeñas para ser elevadas a contenedores y navegar en espacios estrechos. También tienen una esperanza de vida de 8 años, pero tenemos ratas que han llegado a los 11 años al jubilarse.
El artículo Se han ganado un motivo para que las queramos: estas ratas gigantes ayudan en operaciones de tráfico ilegal fue publicado originalmente en Urban Tecno.
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