Meta, sus gafas y sus dilemas morales

El Meta Connect 2024, el evento de la compañía planteado inicialmente para desarrolladores, ha supuesto, aparte de una fortísima sobredosis de un Zuckerberg convertido ya prácticamente en la única figura visible de su compañía (con un «Zuck or nothing« en latín en su camiseta que le lleva a equipararse con el César, la autoridad absoluta), una presentación interesante de Orion, un prototipo de gafas de realidad aumentada con un aspecto de Ray-Ban bastante más gruesas de lo habitual, en modo «epítome del gafapastismo» que, acompañadas por una banda para la muñeca y por una pieza ovalada que parecería una funda pero no lo es, prometen revolucionar el panorama existente y combinar, de alguna manera, los conceptos de metaverso, realidad virtual y aumentada, e inteligencia artificial.

El vídeo de presentación estaría muy bien si no fuera porque es un prototipo, es decir, un producto cuya disponibilidad no se anticipa hasta alrededor de 2027 y cuya fabricación en este momento cuesta a la compañía unos diez mil dólares la unidad, pero permite ya a Zuckerberg definirlas como «las gafas más avanzadas que el mundo ha visto nunca» y hacer que la cotización de sus acciones se eleve un 3% durante la jornada.

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¿Interesante? Sin duda, unas gafas con forma de gafa, aunque sean algo más gruesas y pesen alrededor de cien gramos – notablemente más pesadas que unas Ray-Ban normales, pero mucho más ligeras que, por ejemplo, las Apple Vision Pro – y que permiten visualizar hologramas, aplicaciones y películas gracias a un diseño específico de microprismas en los cristales son algo novedoso e innovador, por lo que los ingenieros de la compañía – que llevan adquisiciones por valor de varios miles de millones de dólares para convertir esto en realidad – merecen un cierto crédito. Al César – o perdón, a Zuck, ahora auto-nominado emperador a golpe de camiseta – lo que es del César.

A partir de ahí, la cuestión es lo que la compañía nos ofrece realmente. Porque aunque otra de las camisetas de Zuckerberg diseñadas por él mismo leyese, esta vez en griego, la frase «Παθός Μαθός», o «aprender a través del sufrimiento», la realidad es que la nueva filosofía de este auténtico psicópata carente de toda posible empatía por el sufrimiento ajeno y capaz de negar la relación causal entre el uso de redes sociales y la salud mental de los jóvenes, es que «ya está bien de pedir perdón«, y que por tanto, tenemos que conformarnos con lo que graciosamente nos ofrezca y no protestar.

Eso quiere decir que si quieres metaverso, tendrás que aceptar sus reglas, y por supuesto, si quieres cualquier producto de la compañía, tendrás que pasar por que toda la información de puedas llegar a genera a partir de su uso sea cuidadosamente empaquetada y vendida al mejor postor para que la use como le venga en gana. Ahora son sus redes sociales y todo lo que hagas o digas en ellas, pero si quieres unas gafas, ya lo sabes: ampliaremos la definición a «todo lo que se ponga ante tus ojos»… los códigos QR que leas, los recordatorios que te pongas, o los vídeos que quieras ver. Y en el futuro, todo lo que reproduzcas en ella, todos tus pasos en un hipotético metaverso o, dios no lo quiera, una interfaz cerebral que lea todos tus pensamientos.

En el mundo de Zuckerberg, todos somos seres inferiores que pertenecemos al emperador Zuckerberg, y a los que además, ya está harto de pedir disculpas. Usa su tecnología, paga, cállate y no des la lata. Y en esta nueva fase de su cosmovisión, más aún.

Que dios coja confesados a los que decidan convertirse en usuarios de sus productos.

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