Cuando una red neuronal se ejecuta ni los investigadores más especialistas saben qué está ocurriendo. Y no hablamos de biología sino de un algoritmo de inteligencia artificial —aquellos basados en aprendizaje profundo— que por imitar las conexiones entre neuronas se denominan así. Este tipo de sistemas mantienen una caja negra indescifrable para los científicos de datos, las mentes más brillantes de la academia o los ingenieros de OpenAI y Google, y acaban de recibir el premio Nobel.
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