‘Bocazas’ o ‘Pequeño martillo’: estos son algunos de los motes más curiosos que tenían las mascotas en la Edad Media

Las mascotas son miembros más que habituales en las familias del siglo XXI. Ahora es usual que vivan una existencia plena, alejada de épocas en las que los perros eran simples cazadores y animales para vigilar casas o en la que los gatos apenas convivían en el interior de las casas. Sin embargo, ¿sabías que existe una curiosa tradición en varios países de Europa, donde los animales domésticos eran tan apreciados que tenían singulares motes?

Los curiosos nombres de las mascotas medievales

Kathleen Walker-Meikle es la autora del libro Medieval Pets, en el que se examinan en profundidad a los animales que acompañaban al ser humano en la Edad Media, ya fuesen perros o gatos, aunque también con ejemplos de monos, ardillas o loros. No solo se habla de su alimentación o de los problemas que causaban, sino que el libro también muestra curiosas ilustraciones y, que es de lo que queremos hablarte, nombres de lo más particulares.

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Por ejemplo, si viajamos hasta la Inglaterra medieval y hablamos de perros, podemos encontrarnos con uno de los perros de Ana Bolena, reina consorte, que se llamaba Purkoy. El nombre procedente de la palabra francesa pourquoi, que se traduciría como porqué, y parece dar fe de lo inquisitivo que podía ser dicho animal.

Un libro del siglo XV, titulado The Master of Game, habla acerca de cómo se utilizan los perros en labores de caza y ofrece una extensa lista de hasta 1.100 nombres que serían adecuados para canes dedicados a este noble arte. Entre los más curiosos podemos destacar a Nameles, Sin Nombre, Ringwood, Anillo de Madera, Holdfast, Rápido sostén, Nosewise, Nariz Sabia, o Amiable, Amigable.

Suiza no se queda atrás y en un documento de 1504, se exponen los nombres de algunos perros participantes en un festival de tiro, entre los que destacan los nombres de Furst, Príncipe, Hemmerli, Pequeño Martillo, o Speichli, Poco Hablador. En Francia, por su parte, el filósofo renacetista, Leon Battista Alberti, iba acompañado de su perro Megastomo, es decir, Bocazas.

Y no solo hablamos de nombres curiosos de perros. Los gatos también convivían con nosotros en aquella época y se sabe que en Inglaterra, la manera más habitual de denominarlos era con la palabra Gyb, que era el diminutivo de Gilbert. En Francia, por su parte, estos felinos se denominaban Tibers o Tibert, en honor a uno de los protagonistas del libro Reynard the Fox.

Algunos textos antiguos irlandeses también recogen motes muy originales para gatos, destacando a Meone, Pequeño Miau, Cruibne, Patas Pequeñas, Breone, Pequeña Llama, o Glas nenta, Ortiga Gris. Además, un conocido poema del siglo IX describe la relación entre un monje y su gato Pangur Bán, Completamente Blanco. Y tú que creías que tu perro Thor y tu gato Salem eran lo más de lo más.

El artículo ‘Bocazas’ o ‘Pequeño martillo’: estos son algunos de los motes más curiosos que tenían las mascotas en la Edad Media fue publicado originalmente en Urban Tecno.

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