Ha sido durante décadas el símbolo de la clase media americana, y también uno de los modelos más reconocidos de la industria estadounidense. El Ford Mustang nació como un vehículo deportivo llamativo, potente y con un precio lo suficientemente razonable, como para que no hubiese que soñar con tenerlo en el garaje.
Como modelo, el Ford Mustang ha sobrevivido a diversas épocas, modas y tendencias. Nació en la década de los 60 y todavía sigue haciendo ruido a día de hoy, manteniendo la línea de diseño que tan llamativa nos parece a los europeos y una personalidad inimitable.
A lo largo de estas líneas vamos a dar un repaso a la historia de este modelo, al mismo tiempo que vamos a comentar algunas de sus participaciones más interesantes en el mundo del cine. Haremos un repaso histórico al Mustang, haciendo paradas en aquellas unidades que aportaron su granito de arena a la leyenda del pony car de Ford. Si antes de empezar te interesa saber cuál es la diferencia entre un pony car y un muscle car, echa un vistazo a ese enlace.
Mustang Shelby GT350 (1965)Ford Mustang GT390 Fastback «Bullitt» (1968)Ford Mustang Shelby GT500 (1967 – 1969)Ford Mustang Boss 429 (1969)Mustang Mach 1 (1970)Mustang II (1974-1978)Mustang SVO (1984-1986)Mustang SVT Cobra (1993)Ford Mustang SVT Cobra R (2000)Mustang GT (2005)Mustang Shelby GT500 (2007)Ford Mustang Boss 302 Laguna Seca (2012)Ford Mustang Shelby GT350 (2015)Ford Mustang Bullitt (2019)Mustang Shelby GT500 (2020)
Mustang Shelby GT350 (1965)
No podemos comenzar este repaso sin empezar por el principio. La primera versión del Ford Mustang estaba enfocada como un coche de diario. Sin embargo, por aquella época, Ford quería llamar la atención del público más joven. Los de la marca del óvalo jugaron muy bien sus cartas, y lanzaron el que, hoy por hoy, sigue siendo uno de los modelos más representativos de la gama Mustang.
El Shelby GT350 fue fruto de una colaboración con el legendario piloto y diseñador Carroll Shelby, quien trabajó con Ford para crear un coche que combinara velocidad y manejo. En la película Le Mans ’66 (2019), se cuenta brevemente el desarrollo del vehículo —a la par del GT— y cómo participó el personaje interpretado por Matt Damon.
El vehículo fue un completo éxito. Ford pensó que vendería 100.000 unidades en su primer año. Sin embargo, se quedaron muy cortos. Sus fábricas tuvieron que cuadriplicar la producción. Gran parte del atractivo del vehículo, más allá de su línea de diseño, fue su rendimiento. El Shelby GT350 iba propulsado por un bloque V8 que rondaba los 300 CV. Este permitía que el coche se moviera con una soltura increíble tanto en la calle como en los circuitos.
Ford Mustang GT390 Fastback «Bullitt» (1968)
Con un buen producto entre manos, Ford solo tenía que hacerle la promo. En lugar de arriesgar con aburridos anuncios, la marca apostó por la pantalla grande de la mano de Steve McQueen. Parece que eso del branded content no es algo tan nuevo como nosotros creíamos.
El Mustang GT390 Fastback protagonizó en su día una de las persecuciones más memorables de la historia del cine en Bullitt (1968). En ella, el detective Frank Bullitt (Steve McQueen), persigue en el Mustang a dos criminales que van en un Dodge Charger R/T.
El cameo fue un éxito. La persecución realista por las calles de San Francisco hizo que el público prestara atención al coche. Y, como veremos más adelante, este largometraje también ha sido clave para la historia del propio modelo de Ford.
Ford Mustang Shelby GT500 (1967 – 1969)
También tuvo su momento de gloria en la gran pantalla el Mustang Shelby GT500. «Eleanor» fue la pieza clave del remake de la película 60 segundos, que es del año 2000. Se trata de uno de los Mustangs más perseguidos por los coleccionistas.
Para seguir comprendiendo la historia del Mustang, hay que poner el foco también en este modelo. A pesar del éxito del Shelby, la historia quiso que la relación entre Carroll Shelby y Ford se enfriara. Tras saborear el champán en Le Mans con el GT40 y triunfar con el Mustang en las calles, este es el último modelo en el que el piloto puso su granito de arena. Lo siguiente fue historia. La línea dejó de fabricarse en 1970. No revivió hasta el 2007.
Ford Mustang Boss 429 (1969)
Si el Shelby GT500 era para la calle, el Mustang Boss 429 que se comercializó el mismo año estaba pensado para los circuitos. Ford trabajó paralelamente en este coche que llevaba un motor V8 de 7.0 litros. El objetivo no era otro que exprimirle hasta el último caballo en la NASCAR.
Lo que hacía especial al Boss 429 no solo era su motor, sino también las modificaciones necesarias para alojarlo en el vano. Tuvieron que ensanchar el chasis y rediseñar el frontal. Al fin y al cabo, no es tan sencillo calzarle a un coche un V8 tan absurdamente monstruoso.
Originalmente, el motor daba unos 375 CV, aunque los expertos en la materia consideran que bien afinado, el bloque tiene potencial como para superar la barrera de los 500 CV. A día de hoy, este es un Mustang muy raro. Se hicieron apenas 1.359 unidades, lo que lo ha convertido automáticamente en una pieza de coleccionismo que muy pocos bolsillos pueden permitirse.
Mustang Mach 1 (1970)
Los Mach 1 de 1969 y 1970 son considerados por muchos como la quintaesencia del muscle car. Representaba el equilibrio perfecto entre potencia bruta y estilo agresivo. Por eso resulta tan insultante para muchos que Ford reutilice este apellido en un SUV eléctrico moderno.
Como buena leyenda, este Mustang ha tenido varias apariciones en la pantalla grande. Fue el coche del agente 007 en Diamantes para la eternidad (1971). Sin embargo, los más jóvenes recordarán que este es el coche que conduce Keanu Reeves en John Wick (2014).
El Mach 1 se distinguía por su capó abombado con toma de aire, sus franjas deportivas e incluso por el interior, que era más lujoso que el Mustang estándar. El motor tampoco se quedaba corto. La estrella era el bloque V8 428 Cobra Jet. Sobre ficha, se decía que generaba 335 CV. Los entusiastas consideran que no es verdad, pues pudo ser bastante superior.
Mustang II (1974-1978)
«En la salud y en la enfermedad hasta que la muerte os separe». El Mustang II fue casi tan emocionante como el EcoBoost moderno. Sin embargo, fue una pieza clave para que la marca siguiera viva. Si se hiciera una película del propio Mustang, este modelo interpretaría el papel del ayudante que salva al prota en el último minuto.
Tras unos años en los que todo iba cuesta arriba para Ford, la resaca llegó en la década de los 70 con la crisis del petróleo. Ford podría haberse cargado el Mustang de un plumazo, pues el bolsillo de los americanos de la época y las regulaciones de emisiones auguraban un futuro bastante chungo para el pony car. Por suerte, supieron surcar la ola.
Ford actuó muy inteligentemente, rediseñando el Mustang para hacerlo más eficiente en términos de consumo y precio. Se vendió con un tetracilíndrico de 2.3 litros y con un 2.8 V6. Perdió músculo, sí. Pero tuvo el suficiente éxito como para sobrevivir el envite en un momento tan convulso. Gracias a él, seguimos teniendo el Mustang hoy en día.
Mustang SVO (1984-1986)
Esto que vemos en el mercado actual de que todas las marcas se muevan con las tendencias como un rebaño de ovejas no es nuevo. En los 80, lo que molaba de verdad era el turbocompresor. ¿Qué hizo Ford? Pues, evidentemente, hacer el Mustang más europeo de todos los tiempos.
Este Mustang dejó aparcado el motor V8 —no por mucho tiempo—, y se pasó al cuatro cilindros en línea turboalimentado de 2.3 litros. Ya no había escasez de petróleo, pero suponemos que los ingenieros acabaron con secuelas por vivir aquello, como nosotros mismos tras vivir lo de 2020.
Para sorpresa de absolutamente nadie, no se vendió especialmente bien. Renunciar al pedigrí americano hizo que apenas se vendieran 10.000 unidades de este vehículo. En cualquier caso, el experimento fue lo suficientemente icónico como para ser recordado. De hecho, aunque la versión más potente solo era capaz de desarrollar 206 CV, los entusiastas se suelen pelear por conseguir uno.
Mustang SVT Cobra (1993)
El SVT Cobra fue el primer Mustang producido por el equipo de Special Vehicle Team (SVT) de Ford, y rápidamente se convirtió en uno de los modelos más deseados de la década de los 90. Este coche combinaba el clásico motor V8 del Mustang con mejoras en el rendimiento y la tecnología, lo que lo hacía más rápido y maniobrable que muchos de sus competidores.
El SVT Cobra fue un coche diseñado para aquellos que querían algo más que un simple Mustang —gente que no tenía muchas manos, vaya—. Era para los conductores que buscaban algo más de deportividad en carretera, pero sin complicar la conducción. Quizás por esto último, Toretto tenía uno en The Fast and the Furious (2001), pero nunca llega a usarlo.
Este coche iba propulsado por un motor V8 de 235 CV. A pesar de que no ha envejecido especialmente bien, se considera uno de los mejores deportivos americanos de su época. Su producción limitada también ha hecho que estén bastante bien valorados hoy día.
Ford Mustang SVT Cobra R (2000)
Con el cambio de milenio, llegó uno de los Mustang más radicales jamás creados. El SVT Cobra R del año 2000 era prácticamente un coche de carreras con matrícula.
Como en todo buen vehículo de rendimiento, Ford eliminó todo lo no esencial. ¿Asientos traseros? Nada de llevar niños, fuera. ¿Aire acondicionado? Nos quita potencia del motor, sobra. ¿Radio? ¿Qué emisora echa una melodía superior al rugido de un V8? Lo has adivinado… para fuera que se fue también.
Bajo el capó había un V8 de 5,4 litros con doble árbol de levas, capaz de girar hasta las 6.500 vueltas. Desarrollaba 385 CV. La suspensión, los frenos y la aerodinámica fueron completamente rediseñadas para su uso en circuito, convirtiendo a este Cobra R en el sueño de cualquier aficionado a las carreras.
Mustang GT (2005)
En el 2005, Ford decidió regresar a sus raíces con el lanzamiento de una nueva versión del Mustang GT, que rendía homenaje al diseño clásico de los años 60 y 70, pero con tecnología y rendimiento modernos. Este modelo marcó un punto de inflexión en la historia del Mustang, ya que combinaba el estilo retro con los avances de ingeniería más recientes, como una suspensión mejorada y motores más eficientes.
El Mustang GT de 2005 fue un éxito tanto en Estados Unidos como en el extranjero, ya que ofrecía la potencia de un muscle car clásico con la tecnología de un coche moderno. En Europa, este modelo ayudó a aumentar el reconocimiento del Mustang, atrayendo a una nueva generación de aficionados al automovilismo.
En el cine, este coche apareció muy modificado en Death Race (2008), en el que Jason Statham lleva una versión blindada de este modelo.
Mustang Shelby GT500 (2007)
¿Qué harías si fueras el último superviviente de la humanidad? Tú, yo y Will Smith lo tenemos muy claro: llevar un Mustang Shelby GT500 «al corte» por medio de las calles vacías y apocalípticas de Nueva York. Era la carta de presentación de Robert Neville de Soy leyenda (2007) y su peculiar forma de salir a cazar ciervos.
Este modelo en particular es parte de la generación S197, que marcó el renacimiento del Mustang con un diseño retro inspirado en los modelos clásicos de la década de los 60. Llevaba bajo el capó el V8 sobrealimentado de 5.4 litros del Ford GT de la época.
El coche, por cierto, no se eligió en la película por azar. Potencia y agresividad son dos atributos que comparten tanto el protagonista, como el propio coche. Además, en pocas películas se ha utilizado tan bien a un coche como símbolo de libertad.
Ford Mustang Boss 302 Laguna Seca (2012)
En 2012, Ford revivió el nombre Boss 302 con un objetivo claro: superar al BMW M3 de la época en uno de los circuitos más emblemáticos del país del Tío Sam: Laguna Seca.
El resultado fue uno de los Mustang más equilibrados y capaces en pista jamás creados. Su motor V8 de 5.0 litros desarrollaba 444 CV. Y podía girar hasta las 7.500 RPM, una cifra inusual para un V8 americano —que como ya sabéis, les suelen pesar… los pistones—.
El trabajo de Ford fue impecable, especialmente por el refinamiento del chasis y el equilibrio del propio vehículo. ¿Llegó a batir al de Múnich? Ahí sí que hay dudas. En tiempo por vuelta, sí. Sin embargo, el alemán continuó siendo el centro de atención de muchas miradas por ser un coche superior en términos de comodidad y versatilidad.
Ford Mustang Shelby GT350 (2015)
El GT350 de 2015 supuso otro cambio radical en la filosofía de los Mustang de altas prestaciones. En lugar de apostar por la sobrealimentación, Ford creó un V8 atmosférico de 5.2 litros con cigüeñal plano, una configuración más propia de motores de superdeportivos europeos.
Este motor, capaz de girar hasta las 8.250 RPM. Producía 526 CV y producía un sonido inconfundible. No solo era rápido en línea recta, sino que su chasis y suspensión lo convertían en uno de los coches más divertidos de conducir en circuito.
Como vehículo clave en la historia del Mustang, este modelo ha tenido varias apariciones en la pantalla grande, especialmente en la octava entrega de la saga de Toretto, The Fate of the Furious (2017) y en la película Need for Speed (2014), en la que el coche se pudo ver antes del lanzamiento.
Ford Mustang Bullitt (2019)
Siempre es buen momento para hacer un pequeño homenaje al pasado. En el 2019, se hizo un guiño al Mustang del que hemos hablado hace unos renglones. La idea era tan sencilla como hacer una versión del clásico, pero con prestaciones modernas.
Si bien es cierto que mecánicamente, pocas diferencias podemos encontrar frente al Mustang GT de su época, esta versión exclusiva le da ese toque de misticismo y nostalgia que tanto nos mola a los amantes de los coches. Damos por hecho que serán unidades muy codiciadas en un futuro no muy lejano.
Mustang Shelby GT500 (2020)
Cerramos este recorrido con el Mustang más potente que se ha producido en serie. El Shelby GT500 del año 2020 se pasó el juego con sus 760 CV. ¿El secreto? Un motor V8 sobrealimentado de 5.2 litros conocido como «Predator».
A pesar de su enfoque claramente orientado a la pista, el GT500 sorprende por su docilidad en el uso diario. Sin duda, representa la culminación de décadas de evolución del pony car por excelencia.
¿Lo podrá superar Ford? No nos cabe la menor duda. De hecho, podríamos decir que tienen la obligación de hacerlo. En 2025, el Mustang cumplirá la friolera de 60 años. Y la marca del óvalo azul no tiene el más mínimo interés en echar por tierra el legado que tantos años de trabajo les ha llevado construir.
Por mucho que todas las marcas actuales estén tratando de alejarse de la gasolina, el Ford Mustang GTD (2025) será el más potente de la historia. Llevará el mismo bloque V8 de 5.2 litros, pero mejorado para llegar a la increíble cifra de 815 CV.
Te dejamos con un par de artículos interesantes, como este en el que hablamos de los mejores coches de películas de la historia y este otro en el que hablamos de todos los coches que ha conducido James Bond en la saga.
El artículo Los 15 Ford Mustang más emblemáticos de la historia del cine y el motor fue publicado originalmente en Urban Tecno.
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